Si usted es de los asiduos tomadores de bebidas gaseosas sepa que una vez se aprueba el proyecto de la reforma contributiva deberá estar pagando un 40% más de lo que paga hoy día.
Lo que se inició como una propuesta de la legisladora Luisa “Piti” Gándara, que planteaba un impuesto a los refrescos de 14 centavos adicionales por cada litro, para crear un fondo que ayude a mejorar las condiciones de vida de los menores, hoy pasó a ser parte del proyecto de reforma contributiva. Esta estrategia tomó por sorpresa al sector, ya que se entendía que el tema había terminado y ahora parece estar más cerca de una aprobación “por debajo de la mesa”.
Alberto De La Cruz, presidente de Coca Coca Bottler, entiende que no existe razón para un alza tan abismal a una industria que el año pasado vio reducir sus ventas en un 9%. Explicó que la medida les impone un impuesto de 14 centavos por litro, cantidad a la que se le suma el IVA directamente más el IVA que impacta a la industria en las transacciones entre negocios.
“Para nuestra industria representa un alza de 40%. Esto significa que un padrino de refresco pudiese estar rondando los $2, versus unos 89 centavos que promedia hoy. Ante un alza tan abismal, la tendencia va a ser a frenar la industria, lo que provoca la caída en ventas y con ello el cierre de turnos de trabajo y cesantía de empleados”.
Enfatizó que la industria nunca se opuso a que se impusiera el IVU ni ahora que se les aplique el IVA. Sin embargo, no ve la razón para gravar una vez más al sector, convirtiéndose el gobierno en el socio mayoritario de la industria.
“Finalmente esos impuestos los termina pagando el consumidor, quien cada día tiene menos dinero discrecional. Un alza tan marcada como la propuesta solamente es un disuasivo para que no se consuma nuestro producto. En nuestro caso, nada más nos veremos obligados a cerrar dos a tres líneas de producción y ello conlleva despidos, justamente en momentos en que más personas empleadas necesita el país. Mi empresa, solamente, genera 2,000 empleos directos y ente 3,000 a 4,000 empleos indirectos”.
Agregó que la medida no solo impacta las bebidas gaseosas sino toda bebida de alto contenido de azúcar, lo que aclaró se trata del 90% del volumen. La situación para la industria se agudiza cuando se está gestando en el Senado otra medida que propone que los restaurantes de comidas rápidas vengan obligados a ofrecer las botellas de agua como parte de los combos sin que esto represente un costo adicional para los clientes, lo que sustituye aun más el consumo de los refrescos.
Los comerciantes avalan la protección nutricional de los niños; sin embargo, se oponen tenazmente a que el gobierno continúe imponiendo medidas legislativas que repercuten en mayores gastos para los negocios, los que finalmente tienen que ser transferidos a los consumidores.
Gadiel Lebrón, director ejecutivo de la Asociación de Restaurantes (ASORE), aunque aceptó desconocer que la medida se había implementado dentro del proyecto de la Reforma Contributiva, entiende ser nefasto para la industria, ya que al final del día será el consumidor el que tenga que asumir el costo, porque los comerciantes ya no pueden. “Los comerciantes ya no pueden con el alza en los costos operacionales, lo que les imposibilita asumir un costo adicional. Por ello la única alternativa es transferirla a los consumidores. Con todo el impacto que acarree hacerlo”.
Expresó, además, su preocupación a la otra medida de sustitución del refresco por agua, ya que entiende encarece el producto y dificulta manejar los negocios en la Isla. “En una crisis como la que se vive, es imposible seguir añadiendo impuestos a los comerciantes. En la Isla se ha incrementado el costo operacional significativamente, lo que es imposible que el comerciante absorba, teniendo que transferirlo al consumidor, quien tampoco aguanta más”.
De igual manera, entienden que es peligroso que el gobierno siga entrometiéndose en las decisiones empresariales, exigiéndoles a los comerciantes sustitución de productos sin conocer los gastos que esto pueda acarrear. Sostienen que solo el comerciante conoce los acuerdos económicos con sus suplidores y la viabilidad de poder hacer el cambio acorde con sus volúmenes de venta, pero que esta decisión no la puede tomar el gobierno sino el comerciante.
Por su parte, la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA), que recoge la posición de los distribuidores de refrescos de la Isla, aceptó no tener en sus manos la inclusión de esta medida dentro del proyecto.
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