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En su ponencia, Berríos Martínez insiste en proponer una Asamblea de Status que genere propuestas de cada ideología para sentarse a negociar con el gobierno federal. (Angel Rivera García)

WASHINGTON.- La fuerte crisis fiscal a la que se enfrenta Puerto Rico, que amenaza con provocar un colapso en los servicios públicos, no es más que un reflejo de que al Congreso se le acaba el tiempo para poner en marcha un proceso de descolonización, a juicio del presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Rubén Berríos Martínez.

“Esto es inevitable. Si no es mañana, será pasado mañana que van a tener que enfrentarse a tomar una decisión sobre Puerto Rico”, afirma Berríos Martínez, al indicar que si la crisis fiscal no le explota ahora en las manos al gobierno federal tendrá que enfrentarse al problema político después de las elecciones de 2016.

Un escenario posible es que el Partido Nuevo Progresista (PNP) triunfe en los próximos comicios y convoque a un referéndum estadidad sí o no, reglamentado localmente, advierte Berríos Martínez.

En la ponencia que presentará esta tarde ante el subcomité de Asuntos Insulares de la Cámara baja federal, que escuchará a líderes políticos de la Isla sobre la crisis fiscal y el debate del status, el presidente del PIP sostiene que ese tipo de consulta local puede generar un voto favorable a la estadidad “totalmente desinformado sobre las condiciones que el Congreso impondría”, motivado “principalmente por la idea generalizada de que representa la abundancia sin fin de fondos federales”.

El líder del PIP sostiene que la teoría del presidente Barack Obama de que los puertorriqueños, después de haber rechazado el status actual en las elecciones de noviembre de 2012, tienen aún que decidir primero y que las alternativas pueden incluir el Estado Libre Asociado (ELA) territorial, “es solo una excusa para evadir las obligaciones legales de Estados Unidos como poder colonial”.

“Para que haya una elección significativa entre las alternativas viables, el gobierno de Estados Unidos debe aclarar cuáles son las opciones descolonizadoras”, subraya.

En su ponencia, Berríos Martínez insiste en proponer una Asamblea de Status que genere propuestas de cada ideología para sentarse a negociar con el gobierno federal.

Para el presidente del PIP, en momentos en que a través de sus relaciones con Cuba Estados Unidos revalúa su acercamiento con Latinoamérica, no va a poder evadir el caso político de Puerto Rico.

El Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, en una resolución adoptada el lunes, volvió a reconocer el derecho inalienable de Puerto Rico a su libre determinación e independencia y requirió a la Asamblea General una respuesta lo más pronto posible.

En las dos últimas cumbres, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), por unanimidad, ha expresado su interés en el caso político de Puerto Rico y reclamado que su región sea una zona libre de colonialismo.

En medio del proceso de negociación con Estados Unidos para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, Cuba, tanto en la Cumbre de las Américas por voz del presidente Raúl Castro, el lunes en la ONU y hasta en un discurso el pasado día 11 del vicepresidente Miguel Díaz Canel en Bruselas, ha reafirmado que será invariable su reclamo a favor de la autodeterminación e independencia de Puerto Rico.

“José Martí dijo que las Antillas son ‘el fiel de la balanza’ del equilibrio continental. Si Estados Unidos está llegando a un entendido con Cuba – sostiene Berríos Martínez-, como es que no va a llegar a un entendido con Puerto Rico”.

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La libre determinaciónRubén Berríos Martínez

La virtual quiebra de la economía de Puerto Rico es un hecho innegable. Los puertorriqueños han repudiado el estatus territorial por una contundente mayoría. Un estatus que nunca fue democrático se ha convertido en tiránico.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el Comité de Descolonización de la ONU han reafirmado su apoyo a la libre determinación e independencia de Puerto Rico. Pero el Congreso de Estados Unidos rehúsa cumplir con su obligación descolonizadora.

Por años se ha discutido el asunto en el Congreso y muchos nos preguntamos si estas vistas de este subcomité sirven algún propósito legítimo o son meramente un quid pro quo partidista.

En todo caso, mi obligación es utilizar todo foro disponible para denunciar el colonialismo. Propongo, además, un mapa de ruta para la solución de nuestro problema colonial.

El entonces presidente del comité con jurisdicción del Senado, Ron Wyden, resumió recientemente la íntima relación entre el estatus y nuestros problemas económicos y sociales: “La falta de resolución final del estatus de Puerto Rico no es solo una distracción (para enfrentar los enormes retos económicos y sociales de dicho país), sino que además contribuye a su existencia. Como determinaron los más recientes informes del Task Force del presidente sobre el estatus y cito, ‘identificar la forma más efectiva de ayudar a la economía de Puerto Rico depende de que se resuelva el asunto definitivo del estatus’”. Para luego añadir: “La actual relación socava la posición moral de nuestro país en el mundo”.

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LGF y RBM – La credibilidad de Fortuno se multiplica geometicamente cuando se compara con AGP

Decir que Puerto Rico debe decidir lo que quiere antes de enfrentar el problema, como ha propuesto el presidente, es una excusa de Estados Unidos para no cumplir con sus obligaciones legales como país colonial. Particularmente cuando insiste en que la relación territorial ya repudiada por nuestro pueblo constituye una opción. El colonialismo es el problema, no puede ser la solución.

El gobierno de Estados Unidos debe clarificar qué alternativas estaría dispuesto a considerar y bajo qué condiciones, además de la independencia, que es, por supuesto, un derecho inalienable. Para el logro de ese fin, Puerto Rico y Estados Unidos deben encaminarse hacia un “proceso colaborativo de libre determinación para Puerto Rico”.

En Puerto Rico se han formulado diversas iniciativas. El Partido Independentista ha propuesto una Asamblea de Estatus en donde cada opción esté proporcionalmente representada. Cada delegación formularía su correspondiente propuesta no colonial y no territorial. La Asamblea, como un todo, demandaría una respuesta de Estados Unidos. Al final, sólo opciones realistas no territoriales, negociadas con Estados Unidos, serían sometidas al electorado puertorriqueño. Desafortunadamente el actual gobierno de Puerto Rico rehúsa moverse en esa dirección.

No obstante, el Congreso podría iniciar un proceso dirigido al mismo fin. Una representación bipartita del liderato congresional, en coordinación con la Rama Ejecutiva, convocaría a representantes de las diferentes alternativas para que presenten sus respectivas propuestas descolonizadoras. El Congreso especificaría bajo qué condiciones estaría dispuesto a considerar las diversas alternativas. El pueblo de Puerto Rico podría entonces emitir un voto bien informado entre las opciones no coloniales y no territoriales disponibles y cuya implantación -excepto en el caso de la independencia- es prerrogativa de Estados Unidos.

Si el Congreso no tomara acción y el PPD ganara las próximas elecciones, el territorio antidemocrático y quebrado, de extrema dependencia que padecemos continuará abonando el voto estadista. Si el PNP prevaleciera, el Congreso podría enfrentar una petición de estadidad como consecuencia de un referéndum “estadidad sí o no”.

Ese voto se emitiría con total desconocimiento de las condiciones que el Congreso impondría a la estadidad y estaría impulsado por la noción prevaleciente de que ese estatus es el equivalente a una cornucopia de fondos federales. El Congreso enfrentaría no sólo una crisis económica en Puerto Rico, sino una crisis política de consecuencias impredecibles en Estados Unidos. La forma racional de evitar ese escenario sería a través de un proceso colaborativo de libre determinación.

El momento de la verdad está llegando.