Por Mario Ramos Méndez/ 

Historiador

Jennifer González anunció que aspira a la comisaría residente en Washington. Algunos actores y ciertos sectores de la política colonial se sorprendieron, pues creían que la pintoresca y simpática líder volvería a presidir la Cámara de Representantes. En el camino, muchos compromisos hechos con candidatos a ese cuerpo legislativo quedan ahora en el vacío. Sin embargo, y a pesar de ello, la movida es estratégica e interesante por demás.

Jennifer es de las pocas líderes que se ha hecho con tesón y trabajo, y que ha salido de las estructuras mismas del Partido Nuevo Progresista. Su liderato manifiesto es producto de su voluntad misma y no un trofeo hereditario ni un beneficio que otorga un apellido político.

Son pocos los líderes que se han hecho de la manera que se ha hecho Jennifer. Dentro del PNP, creo que Abel Nazario, Thomas Rivera Schatz, José Aponte, Héctor O’Neill, Eddie Manso y Migdalia Padilla, entre otros, son de la misma estirpe. Líderes que comenzaron en la refriega política como funcionarios de colegios o en el liderato de base de su unidad electoral y fueron laboriosamente subiendo dentro de la nomenclatura de su partido hasta llegar a ocupar las principales posiciones. O sea, se desarrollaron desde abajo.

Ahora mismo, Jennifer González está en la misma posición que Pedro Pierluisi y Thomas Rivera Schatz; no necesita de un chaperón para destacarse con voz propia. Aunque su edad es casi contemporánea a la de Ricky Rosselló, la ventaja en experiencia, capacidad política y liderazgo es apabullante. Su expediente político y legislativo es elocuente. Esto no solo habla bien de ella, sino que la ubica en la mente del electorado como una futura gobernadora de Puerto Rico y como la mujer con mayor popularidad en la historia del movimiento estadista.

A todas luces, esto es una ingeniosa movida política que la ubica en el mismo lugar que estuvo Carlos Romero Barceló en 1992; a punto de un zarpazo de ganarse la confianza electoral para obtener el escaño sin necesidad de la ayuda del candidato a gobernador. Eso la cataloga como la indiscutible líder en ciernes dentro del PNP.

Por otro lado, la estrategia puede responder a su afiliación como republicana en la política Nacional. Después de ocho años de dominio demócrata el desgaste de éste partido es evidente y los pronósticos coinciden en que el Partido Republicano vuelve al poder. Esto le daría una base de apoyo político y de relaciones congresionales que serían determinantes para los planes futuros de su exitosa carrera política.

Aparte de Jennifer, de las personas que se perfilan como candidatos a la comisaría residente el de mayor peso y que podría ser un hueso duro de roer, por su capacidad y experiencia política y administrativa, lo es Carlos Pesquera. Pasado presidente del PNP y ex candidato a gobernador, y dinámico servidor público, Pesquera es un posible candidato que Jennifer ni nadie puede subestimar ni descartar.

Desde que Carlos Romero Barceló ganó el cargo de Comisionado Residente éste puesto se ha convertido en el inmediato escalafón para la gobernación. Fue Romero Barceló quien le dio una dimensión distinta al cargo. ¿Se la dará también, Jennifer? A veces creo que la política es más cambiante que el cambio mismo. Tal vez, contrario a la guerra, depende más del tiempo que del espacio.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.