Carlos Pesquera (horizontal-x3)
La última aspiración de Pesquera a un puesto electivo fue en el 2000 cuando se enfrentó por la gobernación a Sila M. Calderón, resultando desfavorecido. (Ramón «Tonito» Zayas)

Cuando  Carlos Pesquera decidió  regresar al ruedo político por la silla de comisionado residente en Washington, D.C. sabía que partía desde una “posición desfavorable” ante su contrincante, la representante  Jenniffer González.

Aun así se lanzó, confiado que una vez avance la campaña política va a gozar con el favor del pueblo estadoista.

“Sabía de sus logros, desde el punto de vista de su anuncio, pero no tengo la menor duda que, según esto avance y yo haga mi campaña…voy a tener el favor del pueblo estadista”, sostuvo el exsecretario de Transportación y Obras  Públicas.

¿Cómo va a lograr cambiar esa opinión?, preguntó El Nuevo Día.

“Siendo natural, presentándome tal y como soy y, a la misma vez, yendo a la gente”.

La última aspiración de Pesquera a un puesto electivo fue en el 2000 cuando se enfrentó por la gobernación a Sila M. Calderón, resultando desfavorecido.  Lo acusaron  de no ser lo suficientemente enérgico y de falta preparación.

En esta ocasión,  dijo, apuesta a presentarse tal cual es y a no permitir que nadie lo defina.

Hoy, aseguró, está listo  para Washington. “En ese ambiente, en esa pecera, por decir así, yo sé nadar y quiero nadar, y quiero asegurarme que represente bien a los puertorriqueños”, expresó el compañero de papeleta del aspirante a la candidatura para la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP), Pedro Pierluisi, en la primaria del próximo 5 de junio.

La entrada de David Benier al ruedo político y el desempeño de la administración actual fueron dos detonantes para anunciar su aspiración.

A su juicio, la silla en la capital de los Estados Unidos ahora  cobra más importancia que nunca ante la coyuntura económica en la que se encuentra el País.

Reconoció que Puerto Rico “está en un precipicio”, que los gobiernos  de  ambos partidos le han fallado al pueblo, que el Estado no goza de credibilidad ante Washington  y que los ajustes gubernamentales son un mal necesario.

Se acabó la espera. Pesquera está convencido en que hay que reducir   mas los gastos gubernamentales, aunque sostuvo que hay que “hacer lo máximo para evitar los despidos tanto en el sector privado como en el aparato gubernamental”.

“Es que eso sería la respuesta fácil mía (que hay que despedir empleados). La respuesta difícil es que nada va antes del bienestar de todos los puertorriqueños y nunca se debe hacer un compromiso político que vaya en contra de ese bienestar”, señaló.

Como empresario, relató, ha tenido que tomar la difícil decisión de cesantear empleados, pero alegó que lo ha hecho luego de reducir gastos a través de otras partidas.

La falta de la desconfianza del pueblo sobre los gobiernos, dijo, recae en  que no se recorta donde hay que recortar y en que el dinero no se utiliza en lo que se le dice al pueblo.

“Tú no puedes dejar de atender lo básico, lo ordinario, para tratar de hacer lo  extraordinario”, puntulizó Pesquera, quien  tiene un cyber café en el casco urbano de Río Piedras.

Cuestionó por qué aun sigue funcionando la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico (Prfaa, en inglés) y el hecho de que en la Isla no se ha seguido la línea de algunos países europeos donde se eliminaron las estaciones gubernamentales de frecuencia modulada (FM).

“Quizás son una porción mínima del presupuesto… pero tu vas sumando poco a poco y la gente comienza a ver unas acciones afirmativas por parte del Gobierno”, opinó Pesquera, quien apuesta al turismo médico como una forma para salir de la difícil situación económica del Gobierno.

No es el mejor lugar.  Cada vez que Pesquera conoce de un joven que parte del País en busca de un mejor futuro, no le cuestiona su decisión, sino que mas bien comprende por qué lo hace.

“Cuando veo a un joven le digo: ‘no es culpa tuya si te tienes que ir, nuestra generación te ha fallado’. Tenemos que hacer lo posible porque no se vayan pero no podemos culparlos a ellos, es darle seguridad de que ellos están haciendo lo correcto” apuntó.

Pesquera reconoció que “Puerto Rico ahora mismo no es el mejor lugar para ellos desarrollarse” y que el País  está atravesando un proceso de transición en el que lamentablemente se va a perder mucho talento.

Esa nueva generación lo que busca escuchar es la  esperanza de un empleo y de un Gobierno que cumple con sus compromisos,  planteó.

El atraso  en el pago de los reintegros,  dijo, es parte de las acciones que provocan que esta nueva generación se decepcione y se desvincule de lo que están haciendo otros por echar el País adelante.

Para revertir la tendencia -lo que advirtió no será fácil- “tenemos  confianza en nosotros mismo y estar dispuestos todos a  trabajar  y sudar por Puerto Rico”.

¿Cómo confiar en un Gobierno cuan do todos te han fallado?, le preguntó El Nuevo Día.

“Lo primero es hacer lo ordinario bien. Hay cosas básicas, no brainers… para poder darle al pueblo una confianza en que no estamos meramente gastando en dinero público sino que estamos devolviendo el servicio a la ciudadanía”.

Igualmente de importante, a su juicio, es comenzar a creer en los talentos del patio y no ubicar  ante los congresistas y bonistas  a talento externo como representantes oficiales, como fue el caso de la economista Anne Krueger, subcontratada para realizar un análisis sobre las fianzas de Puerto Rico,  expresó.

“They are gone and they will never be back”, dijo.

Restaurar la credibilidad del Gobierno en  Washington es también necesario.

“Hay que hacer unos ajustes para que vuelvan a entender que nosotros sabemos hacer que las cosas pasen”,  mencionó Pesquera.

Ir a exigir “lo que nos corresponde”, sostuvo, será su prioridad de resultar vencedor en el proceso primarista y luego en las elecciones generales.

En paralelo trabajaría con el tema del status.

“Tienes que hacer lo ordinario bien y a cabalidad para a la misma vez bregar con los temas que apremian en estos momentos”, expresó.

La crisis económica, aunque triste,   pone al País  en un mejor momento para entender que la solución al problema del status es “pertinente y necesaria”, destacó.

“El ELA está roto, por lo tanto, es hora de que busquemos una forma de resolverlo… pero no puedo sustituir eso por atender los problemas más cotidianos, como son exigir lo que nos corresponde en salud, infraestructura y en seguridad”, resaltó al decir que lo que ocurrió en el 1952, con el establecimiento del Estado Libre Asociado (ELA)  “fue una transferencia de poderes locales adicionales, en nada crearon una forma de Gobierno propio como hemos querido enseñar”.