Hoy: A su prueba de fuego la quiebra criolla – Por: José A. Delgado

Jueces liberales solidarios con argumentos de quiebra del Gobierno

La discusión estuvo principalmente centrada en si el texto de la ley federal de quiebras era un impedimento para la Isla adoptar la ley criolla de quiebras

martes, 22 de marzo de 2016 – 2:18 PM    Por José A. Delgado

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Con diferentes acentos, los jueces Sonia Sotomayor, Elena Kagan, Stephen Breyer y Ruth Bader Ginsburg aludieron a la anomalía de que el Congreso haya podido querer dejar a la Isla sin la posibilidad de tener su propia ley. (Archivo/GFR)

WASHINGTON- En un caso que decidirán siete jueces, los cuatro “liberales” del Tribunal Supremo de EE.UU. parecieron solidarios con los argumentos del gobierno de Puerto Rico de que la exclusión del capítulo 9 de la ley federal de quiebras no impide que la Isla tenga su propio estatuto.

Con diferentes acentos, los jueces Sonia Sotomayor, Elena Kagan, Stephen Breyer y Ruth Bader Ginsburg aludieron a la anomalía de que el Congreso haya podido querer dejar a la Isla sin la posibilidad de tener su propia ley.

«¿Por qué el Congreso no fue más categórico?», cuestionó Sotomayor, a quien le parece extraño que en momentos en que una jurisdicción puede quedar sin dinero para financiar sus servicios básicos, no pueda tener una herramienta para evitar que «esta noche se apague la luz».

La jueza Kagan fue más categórica y reveló que llegó a la sesión oral de hoy, bajo la idea de que el texto de la ley federal de quiebras evitaba al gobierno de Puerto Rico legislar sus propias normas, pero cambió de posición.

Durante la hora en que el abogado del gobierno de Puerto Rico, Christopher Landau, y el de las firmas de inversiones, Matthew McGill, argumentaron ante siete jueces del Tribunal Supremo de EE.UU., la discusión estuvo principalmente centrada en si el texto de la ley federal de quiebras, que expresamente excluye a la Isla del capítulo 9-, era un impedimento para Puerto Rico haber adoptado la ley criolla de quiebras.

Landau mantuvo que la exclusión categórica de Puerto Rico y Washington D.C. en la parte inicial de la ley, impide llegar a la conclusión hecha por el Primer Circuito de Apelaciones federales de que cuando prohíbe a los estados – en la sección 903 (1)-, reordenar las deudas de sus municipalidades, el mandato incluye a la isla.

«No se puede mirar ese apartado sin ponerlo en contexto», indicó el abogado Landau, del bufete Kirkland & Ellis, contratado por el Departamento de Justicia.

McGill, quien es abogado de la firma de inversiones Blue Mountain, mantuvo que la prohibición a reordenar deudas municipales a nivel estatal, incluía a Puerto Rico, por estar la Isla y los demás territorios en la definición de estado que hace la ley.

Pero, «una vez se cierra la puerta (al capítulo 9), ese apartado no entra en juego», expresó, sin embargo, la jueza Sotomayor.

McGill sostuvo que más de 20 estados han legislado para prohibir a sus municipalidades iniciar procedimientos de bancarrota.

Pero, la jueza Ginsburg le interrumpió para advertirle que se trata de decisiones del gobierno estatal. «A Puerto Rico no se le da esa opción», sostuvo Ginsburg.

El debate de hoy incluyó la preocupación de que la ley puertorriqueña de quiebras pueda violentar acuerdos contractuales entre los acreedores del gobierno de Puerto Rico, pero el abogado Landau sostuvo que ese es un debate independiente a determinar si la isla tiene poder para legislar su propio código de bancarrotas.

La sesión oral se llevó a cabo ante siete jueces, debido a la inhibición del juez conservador Samuel Alito y la vacante que dejó la muerte del también conservador Anthonin Scalia.

De los conservadores, el único que hizo preguntas fue el juez presidente, John Roberts, quien cuestionó por qué sería «irracional» pensar que si Puerto Rico quiere un cambio en la ley federal de quiebras, debe ir a reclamarlo ante el Congreso.

Roberts también preguntó sobre el trasfondo de la legislación de 1984 que excluyó a Puerto Rico y a Washington D.C. del capítulo 9 de la ley federal de quiebras.

Tribunal Supremo indaga sobre la “quiebra criolla”

Siete magistrados asistieron a la sesión
Por Redacción, EL VOCERO1:43 pm

El Congreso, con mayoría republicana, también analiza medidas sobre la crisis financiera de Puerto Rico. El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, prevé presentar un proyecto de ley para fines de mes.

La decisión de los jueces podría determinar si las autoridades puertorriqueñas pueden aprobar sus propias leyes de quiebra.

Funcionarios del gobierno asistentes a la vista se mostraron optimistas por un alivio que pueda proporcionar la “Ley para el Cumplimiento de las Deudas y para la Recuperación de las Corporaciones públicas de Puerto Rico”, aprobada en junio de 2014, que es un estatuto de bancarrota aprobada por la Legislatura puertorriqueña para salir del atolladero fiscal.

En declaraciones a EL VOCERO, el secretario de Justicia, César Miranda, cuestionó que el Congreso federal haya dejado a la Isla “desprovista de recursos para reestructurar su deuda”.

“Eso poco a poco se fue manifestando (durante la sesión del Tribunal Supremo) y los jueces lo fueron entendiendo y creo que eventualmente van a fallar a favor de Puerto Rico”, puntualizó.

Compañías de inversiones como Franklin, Oppenheimer y Blue Mountain, presentaron una demanda ante el Tribunal Federal de San Juan. La decisión del juez de distrito Francisco Besosa fue reafirmada por el Primer Circuito de Apelaciones federales en Boston, Massachusetts, que indicó que Puerto Rico no puede legislar sobre un alivio ante la deuda porque la ley federal se lo impide. Ahora la decisión final la debe tomar el Tribunal Supremo.

El abogado Christopher Landau, de la firma de abogados de Kirkland & Ellis, que representa al gobierno puertorriqueño, reiteró en su presentación que el Congreso ha dejado en un limbo a Puerto Rico porque le impide una reestructuración de la deudas por parte de las corporaciones públicas para responder más eficientemente a sus acreedores y a sus clientes.

El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, le preguntó a Landau sobre la razón por la que el Congreso dejó fuera a la Isla de la Ley Federal de Quiebras. Landau respondió que la falta de razones concretas por parte del Congreso se puede prestar a especulaciones, pero que esa decisión “no tiene sentido”.

El Estado Libre Asociado de Puerto Rico, como territorio estadounidense, está sujeto a la autoridad del Congreso federal.

 

Atentos a la sesión de hoy del Tribunal Supremo sobre la quiebra criolla

Expertos y políticos hicieron sus pronósticos en Washington sobre la crisis fiscal y de deuda pública de la Isla

martes, 22 de marzo de 2016 – 12:00 AM   Por José A. Delgado

Atentos a la sesión de hoy del Tribunal Supremo sobre la quiebra criolla (semisquare-x3)
El comisionado residente Pedro Pierluisi, sostuvo que el Tribunal Supremo de EE.UU. tiene dos opciones: “invalidar la ley de quiebra criolla o invalidar la exclusión de Puerto Rico del capítulo 9 federal”. (Archivo / GFR Media)

WASHINGTON – Cuando siete jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos se enfrenten hoy en una sesión oral a la constitucionalidad de la ley puertorriqueña de quiebras,  tendrán ante sí el debate sobre la desprotección de Puerto Rico frente al sistema federal.

Pero, aunque el debate de fondo sea el status, en términos prácticos, tendrán  que decidir si confirman la decisión del Primer Circuito de Apelaciones de Boston que declaró inconstitucional la ley criolla de quiebras, o deciden que es inconstitucional la exclusión de la Isla del capítulo 9 de la ley federal de bancarrota o validan el estatuto puertorriqueño, según expertos y autoridades de la Isla.

Debido a la muerte del ícono de los conservadores Antonin Scalia y la inhibición  del juez Samuel Alito, serán cuatro liberales -Sonia Sotomayor, Ruth Bader Ginsburg, Stephen Breyer y Elena Kagan-, y tres conservadores – Anthony Kennedy, Clarence Thomas y el juez presidente, John Roberts-, los que harán las preguntas en la sesión de hoy, prevista para las 11:00 a.m.

El caso llega ante el máximo foro judicial estadounidense después de que un panel de jueces del Primer Circuito  declaró inconstitucional la ley criolla de quiebras, por entender que cuando el Congreso excluyó a Puerto Rico del capítulo 9, ocupó el campo e impidió a  la Isla legislar su propio estatuto.

En una opinión concurrente, sin embargo, el juez Juan Torruella, el único puertorriqueño en el foro judicial que revisa las decisiones del Tribunal Federal de San Juan, mantuvo que declararía inconstitucional la exclusión del capítulo 9, convencido de que viola la cláusula de uniformidad de las leyes que tiene la Constitución y define el sistema de quiebras.

“Me inclino por la teoría del juez Torruella, pues -la exclusión de la Isla del capítulo 9-, irrita los propósitos de la ley de quiebras, que es que haya procesos racionales para manejar esos asuntos”, indicó el constitucionalista Carlos Gorrín Peralta, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana, quien participó ayer en un  foro en la American University de Washington D.C.

Por escrito, el comisionado residente  Pedro Pierluisi, sostuvo que el Tribunal Supremo de EE.UU. tiene dos opciones:  “invalidar la ley de quiebra criolla o invalidar la exclusión de Puerto Rico del capítulo 9 federal”.

Manuel Rivera, abogado boricua radicado en Washington D.C., recordó que   nace de la propia Constitución de EE.UU. el reclamo de que deben existir normas federales uniformes tanto para fines de naturalización como de “bancarrota”.

En el foro de American University, organizado en colaboración con la Universidad Interamericana de Puerto Rico, el constitucionalista Gorrín Peralta, quien ha sido parte de la dirección del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), el representante del Partido Popular Democrático (PPD) Luis Vega Ramos y el precandidato del Partido Nuevo Progresista (PNP) a comisionado residente en Washington, Carlos Pesquera, coincidieron en que el problema de fondo de la ausencia de un mecanismo de bancarrota para reestructurar por lo menos una parte de la deuda pública de Puerto Rico, es la autoridad plenaria del Congreso sobre la Isla.

“La Isla permanece tal y como fue era en 1898; un territorio de EE.UU.”, dijo Pesquera, al indicar que  gobiernos de Puerto Rico han sido irresponsables en el manejo de la cosa fiscal, pero también el “Congreso y la Rama Ejecutiva han fallado en ejercer su poder de supervisión”.

La junta federal

Como legislador, Vega Ramos reiteró su rechazo a cualquier junta federal de control fiscal que persiga arrebatar los poderes sobre el presupuesto de la Isla a los funcionarios electos.

“Mi voto será en contra”, si el Congreso quiere que la Legislatura de Puerto Rico ratifique la creación de una junta, dijo Vega Ramos, al indicar que presume que otros legisladores también se opondrán en la Legislatura de Puerto Rico a una junta federal de control fiscal.

A minutos de distancia, en otro foro, auspiciado por el grupo de estudio American Security Project (ASP), el desarrollador puertorriqueño Alejandro Brito dio la bienvenida a una junta federal de control fiscal.

Brito afirmó que los políticos del PNP y PPD, que se han turnado en el poder durante el último medio siglo, son igualmente responsables de evitar tomar las decisiones fiscales difíciles y sucumbir al “populismo”.

“Como los alcohólicos”, la clase política de la Isla en general pide una nueva oportunidad porque dicen que “esta vez sí lo voy a poder lograr”,  indicó Brito, quien rechazó el argumento de que el problema es el status, pues considera “que mala administración es mala administración, sea bajo un Estado Libre Asociado mejorado, estadidad o independencia”.

En en el foro de ASP, el  exgobernador Luis Fortuño,  también defendió la creación de una junta federal de control fiscal, pero mantuvo que  debe ir acompañada por  iniciativas del Congreso para mejorar la economía, como una “reforma regulatoria”.

Fortuño, quien favorece la inclusión de las empresas públicas en el capítulo 9, sostuvo que sería un error “igualar” a todos los acreedores en un proceso de reestructuración. “Puerto Rico tiene opciones para negociar con los acreedores y evitar un impago”, dijo Fortuño, bajo cuyo gobierno la deuda pública aumentó en cerca de $17,000 millones, la cifra más alta para un solo cuatrienio.

Moratoria

Como Vega Ramos en la American University, en el foro de ASP, el representante PPD Rafael “Tatito” Hernández,  abogó también por  una moratoria en el pago del principal de la deuda pública.

Hernández sostuvo que en las conversaciones con los acreedores, incluidos los que tienen bonos de obligaciones generales, se ha hablado de  decretar una moratoria de un año, como propone específicamente  el proyecto del senador demócrata Robert Menéndez (Nueva York).

“Tiene que haber un acuerdo de moratoria con los acreedores para una reestructuración de las corporaciones y una inversión de desarrollo económico, sin cambiarles el marco jurídico.  Todo el mundo está de acuerdo en que el gobierno de Puerto Rico no puede cumplir con el servicio de la deuda como está acordada”, dijo Hernández, al señalar que la misión actual es  “cómo lo hacemos”.

NOTICIAS

DESDE WASHINGTON

Por:    José A. Delgado    21 de marzo de 2016

A su prueba de fuego la quiebra criolla

Con el Congreso aún zigzagueante en torno a cómo atender la crisis fiscal y de deuda pública de Puerto Rico, el Tribunal Supremo de Estados Unidos va a examinar mañana  la constitucionalidad de la ley puertorriqueña de quiebras.
Es el segundo caso, en dos meses, que amerita una sesión oral ante el máximo foro judicial estadounidense y entraña la indefensión del Gobierno de Puerto Rico frente al sistema federal.
Y se discute en momentos en que el liderato republicano de la Cámara de Representantes estadounidense está a punto de presentar el borrador de la legislación con la que buscará responder, a corto plazo, a la crisis fiscal y de deuda pública de Puerto Rico.
La controversia en torno a si el Gobierno puertorriqueño tiene el poder para adoptar su propio estatuto de quiebras será presentada ante siete jueces, no los nueve que participaron en enero en la sesión oral del caso Puerto Rico versus Sánchez Valle, debido a la vacante que existe tras la muerte de Antonin Scalia y la abstención que previamente había anunciado el también conservador Samuel Alito.
La sesión, programada para las 11:00 a.m. y que se extenderá por una hora, tendrá bajo discusión dos casos consolidados: Puerto Rico versus Franklin California, y Acosta Febo versus Franklin California.
Bajo debate estará, primordialmente, si Puerto Rico –tras ser excluido por el Congreso en 1984 del capítulo 9 de la Ley federal de Quiebras, sin explicación alguna– tiene el poder para legislar su propio estatuto de bancarrota, como hizo en junio de 2014 con la “Ley para el Cumplimiento con las Deudas y para la Recuperación de las Corporaciones Públicas de Puerto Rico”.
Tan pronto la Legislatura de Puerto Rico aprobó ese estatuto, varias firmas de inversiones –encabezadas por Franklin, Oppenheimer y Blue Mountain, con cerca de $2,000 millones en bonos de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE)– lo impugnaron ante el Tribunal Federal de San Juan.Justice
Tanto el juez de distrito Francisco Besosa como el Primer Circuito de Apelaciones federales, con sede en Boston (Massachusetts), coincidieron en que la exclusión de Puerto Rico del capítulo 9, aprobada en 1984, impide al Gobierno de la Isla legislar sobre el asunto.
“Una exclusión de toda una jurisdicción –del capítulo 9– sin explicación de por qué se hace, no tiene ningún sentido”, indicó, en una entrevista este fin de semana, el secretario de Justicia de Puerto Rico, César Miranda, quien se encuentra en Washington, donde se reunió con los abogados de Kirkland & Ellis, bufete que representa al Gobierno de la Isla.
En su argumentación presentada por escrito, el abogado Christopher Landau, de Kirkland & Ellis y quien se dirigirá el martes a los jueces del Tribunal Supremo estadounidense, sostuvo que las corporaciones públicas de Puerto Rico “necesitan reestructurar sus deudas en una forma que permita ser justo no solo con sus acreedores, sino también con la gente a la que le dan servicio”.
BLUE MOUNTAIN. Matthew McGill, a nombre de las firmas de inversiones y quien representó también al banco Doral en su litigación judicial en contra del Gobierno de Puerto Rico, insistirá en que el código de quiebras impide la vigencia de la ley puertorriqueña.
“La legislación (puertorriqueña) simplemente infringe contratos existentes”, indicó McGill, representante de la firma de inversiones Blue Mountain, en referencia a las normas que reglamentan la compra de bonos de las corporaciones públicas.
Cuando argumentó el caso por escrito, McGill –quien ha admitido que no se siente cómodo litigando en los tribunales puertorriqueños, “esas cortes en que se habla en español”– llamó la atención de que estaba en marcha el proceso de negociación voluntaria en torno a la reestructuración de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), que recientemente se ha acordado con cerca de 2/3 de los bonistas de esa corporación, incluida Blue Mountain.
A su vez, McGill advirtió que el propio Gobierno de Puerto Rico ha reconocido que la misma ley de quiebra criolla –o en su sustitución el capítulo 9 de la Ley federal de Quiebras– no resuelve los problemas fiscales a que se enfrenta el “Estado Libre Asociado”.
El caso llega a la sala de sesiones del Tribunal Supremo estadounidense después de que tanto el gobierno del presidente Barack Obama como legisladores demócratas y la administración de Alejandro García Padilla hayan reclamado al Congreso una autorización para poder reestructurar gran parte de la deuda pública de la Isla, que ronda los $70,000 millones.
Tanto el gobierno del presidente Obama como sectores demócratas visualizan una reestructuración abarcadora –incluidas las obligaciones generales del Gobierno central que protege la Constitución de Puerto Rico– por medio de un estatuto especial dependiente de la cláusula constitucional para los territorios, que subordina la Isla a los poderes plenarios del Congreso estadounidense.
En su defensa de la ley criolla de quiebras, el Gobierno de Puerto Rico se limita a la necesidad de reestructurar la AEE, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), y la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT).
“El planteamiento fundamental no es si el Congreso puede legislar o no”, es si cuando lo hizo en el 1984 dejó a Puerto Rico “en un limbo jurídico”, indicó Miranda.

EN BOSTON. En julio pasado, el Primer Circuito de Apelaciones confirmó la decisión de un juez federal de distrito de San Juan en el sentido de que Puerto Rico está impedido de legislar su propia ley de quiebras, tras la decisión del Congreso de 1984 de excluir sus empresas públicas del capítulo 9 de la Ley federal de Quiebras.
“El Congreso mantuvo para sí mismo el poder de autorizar las municipalidades puertorriqueñas a buscar el alivio del capítulo 9”, indicó un panel judicial federal, integrado por la jueza presidenta, Sandra Lynch, y los jueces Juan Torruella y Jeffrey Howard.
En su determinación, los jueces de apelaciones mantuvieron que a pesar de que nunca expresó razón alguna para la exclusión de las empresas públicas de la Isla, los poderes plenarios del Congreso –por medio de la cláusula constitucional para territorios– le permiten al legislativo federal decidir el acceso de Puerto Rico al capítulo 9. En cualquier caso, coincidieron, pueden buscar remedios ante el propio Congreso, cuya mayoría republicana, sin embargo, ha estado renuente a concederle al Gobierno de la Isla el poder para reajustar por lo menos parte de sus deudas.
El puertorriqueño Torruella, no obstante, emitió una opinión concurrente en la que expresó que hubiese declarado inconstitucional la exclusión de la Isla del capítulo 9 por entender que viola la cláusula constitucional de uniformidad en la aplicación de las leyes, no tiene base racional ni responde a una clara política pública.
“Las enmiendas de 1984 son inconstitucionales. Puerto Rico debe estar libre de autorizar a sus municipalidades a reclamar la protección ante bancarrota bajo el capítulo 9 de la Ley de Quiebras si ese es el juicio de su Legislatura”, indicó entonces el único juez boricua en el Primer Circuito de Apelaciones federales.
SÁNCHEZ VALLE. El constitucionalista Carlos Ramos González, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana, indicó que contrario al caso de Puerto Rico versus Sánchez Valle –cuya controversia se centra en si el Gobierno puertorriqueño tiene soberanía propia para fines de la cláusula constitucional federal de doble exposición–, en el de la quiebra criolla “es más fácil evadir las cuestiones sobre la naturaleza del ELA”.
“El asunto solo es evidente en la opinión concurrente –con el resultado aunque realmente disidente en sus fundamentos– del juez Torruella, quien considera que la acción del Congreso debió fundamentarse (no presumirse) bajo una base racional que no explica. De lo contrario, el poder bajo la cláusula territorial sería tan abarcador que dejaría a un territorio bajo su más absoluta merced y efectivamente coloca a Puerto Rico en estado de indefensión”, indicó Ramos González.
El profesor Ramos González apunta al “doble juego” de las firmas de inversiones, que le dicen al tribunal que depende del Congreso si quieren o no permitir que el Gobierno de Puerto Rico pueda reestructurar su deuda por medio de un estatuto general “mientras invierten millones de dólares en cabildeo para derrotar esa lucha y así evitar” que el legislativo estadounidense resuelva el problema.
Contrario a Sánchez Valle, en el que compareció a acentuar la visión del gobierno estadounidense de que a pesar de Puerto Rico adoptar su propia Constitución, el Congreso –aun para fines de la bancarrota– mantuvo poderes plenarios sobre la Isla, en este caso no intervino la oficina del procurador general de EE.UU., Donald Verilli.
Independientemente de que el caso vaya a ser examinado por cuatro jueces del grupo identificado como liberal y tres ‘conservadores’, el secretario de Justicia de Puerto Rico afirmó que está confiado en que se valide el poder del Gobierno puertorriqueño para legislar un proceso que ponga orden al complicado procedimiento de quiebra que se avecina.
“Es un reclamo justo, sustentado en derecho y no me extrañaría que pueda contar –sostuvo el secretario Miranda– con el apoyo de algunos de los jueces que se agrupan en el ala conservadora”.

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