La visita del Presidente Obama a Cuba y la posible apertura de relaciones entre ambas naciones ha puesto en evidencia la baja prioridad que la quiebra de Puerto Rico y la resolución del estatus tienen hoy para el Presidente. No es de extrañarse que así sea, pues en gran medida nosotros tenemos culpa por tal situación. En 2011 la Administración Obama produjo un extenso informe con una larga lista de recomendaciones para atender nuestra problemática. La más importante y de la cual pendía prácticamente todo lo demás fue: “…el Grupo de Trabajo reconoce que la cuestión del estatus y la economía están estrechamente vinculadas.” Añade que: “la identificación de la manera más eficaz de contribuir a la economía de Puerto Rico depende de la resolución de la fundamental cuestión del estatus. En resumen, el bienestar económico a largo plazo de Puerto Rico mejoraría considerablemente con una pronta decisión sobre el asunto del estatus.”

En el 2012 celebramos un plebiscito en el cual el 54% de los electores rechazamos el actual estatus y un 61% de los votantes preferimos la estadidad. Pero en un acto de esquizofrenia colectiva se eligió un gobernante contrario a lo manifestado en el plebiscito. Este no le ha dado curso a ninguna acción para resolver el problema fundamental del estatus. La culpa no es de Obama, es de nosotros por no decidir lo que queremos finalmente ser. Estoy seguro que Obama quería ser el presidente que resolviera el estatus de Puerto Rico, pero debe haberse hartado de esperar porque acabemos de decidir y se movió a resolver el diferendo con Cuba.

Está claro para todos en la rama ejecutiva y en el Congreso de los Estados Unidos así como en Puerto Rico -menos para los Populares- que las relaciones entre ambos pueblos caen bajo la jurisdicción absoluta de la Cláusula Territorial de la Constitución de los Estados Unidos. En otras palabras, que somos un territorio no incorporado, una colonia.

Tenía que manifestarse en toda su dimensión la crisis fiscal y económica actual para que nos diéramos cuenta del error que cometimos, del fracaso total del actual estatus y de la necesidad de un cambio.

En la columna anterior les presenté el escenario de lo que perderíamos si ante esta necesidad de cambiar optáramos por la independencia por medio de la Libre Asociación que propone el PPD. Desde hoy les traigo lo que ganaríamos si contundentemente optamos por la estadidad. Veamos: La estadidad otorgaría a los ciudadanos americanos residiendo en Puerto Rico el poder del voto presidencial, representación en el Congreso con cinco congresistas y dos senadores con voz y voto en todos los foros donde se aprueba la política pública nacional y muy particularmente en las comisiones donde se aprueban los presupuestos, programas y todas las iniciativas que nos conciernen y afectan.

El amigo economista Dr. Jaime Benson preparó una tabla comparativa entre Puerto Rico y Hawái la cual demuestra cómo la estadidad propulsó positivamente económica y socialmente a Hawái.

Los primeros 15 años del ELA comparados con los primeros 15 años de la estadidad para Hawái revelan lo siguiente: Hawái tuvo una tasa anual promedio de crecimiento de 7.0%, mientras que para Puerto Rico esta fue de 4.1%. Hawái tuvo una tasa anual promedio de desempleo de 3.7%, mientras que para Puerto Rico fue 13.5%. Hawái tuvo una tasa de participación laboral de 69.3%, mientras que para Puerto Rico fue de 47.1%. Hawái tuvo una tasa de pobreza de 6.4% mientras que para Puerto Rico fue de 58%.

Veamos lo que ha ocurrido desde el 2000 al 2010 entre ambos pueblos: Hawái tuvo una tasa promedio de crecimiento 2.1%, mientras que para Puerto Rico esta fue de -0.34%. Hawái tuvo una tasa promedio de desempleo de 4.6%, mientras que para Puerto Rico esta fue de 12%. Hawái tuvo una tasa promedio de participación laboral de 64.6%, mientras que para Puerto Rico esta fue de 45.8%.

Hawái tuvo una tasa promedio de pobreza de 9.6% mientras que para Puerto Rico fue de 47%.

Miremos la situación en el 2010: Hawái tuvo una mediana de ingreso familiar de $66,420, mientras que para Puerto Rico fue de $18,314. Hawái tuvo un salario promedio por hora de $23.53 mientras que para Puerto Rico fue $14.10. En Hawaii el beneficio anual promedio por Medicaid fue de $4,850 mientras que para Puerto Rico fue de $1,091.

En otras palabras, desde el inicio de la adopción de la estadidad para Hawái y el ELA para Puerto Rico hasta el presente, Hawái nos ha aventajado en todos los renglones de desarrollo económico y social.
Se continuará.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.

José M. Saldaña  

Ex presidente de la Universidad de Puerto Rico.

Fortuño y Pierluisi lograron el triunfo de la Estadidad en el Plebiscito del 2012, pero Rosselló por Vendetta Personal logró que 130,000 PNP’s se quedaran en sus casas.