En comunicado de prensa hace un par de meses, la Organización Mundial de Turismo informó sobre el crecimiento de las llegadas de turistas internacionales en 2015. Su Secretario General, Taleb Rifai, manifestó: “El turismo internacional alcanzó nuevas cotas en 2015. El buen comportamiento del sector está contribuyendo al crecimiento económico y a la creación de empleo en muchos lugares del mundo, por lo que resulta esencial que los países promuevan políticas para fomentar el continuo crecimiento del turismo, como son las políticas de facilitación de los viajes, de desarrollo de los recursos humanos y de sostenibilidad”. El turismo, fenómeno moderno en la historia de la humanidad como actividad económica, siguió su crecimiento y su contribución en la economía mundial y de los países receptores de visitantes que van a dejar dinero allende las fronteras de su patria. El año pasado se registraron 1.2 billones de turistas en todo el planeta.
“Los resultados de 2015 se vieron influidos por los tipos de cambio, los precios del petróleo y las crisis en muchos lugares del planeta. Como el contexto actual antepone de manera especial las cuestiones de seguridad, cabe recordar que el desarrollo del turismo depende en gran medida de nuestra capacidad colectiva de promover unos viajes seguros y fluidos”, manifestó Taleb Rifai. La seguridad, interna y externa, esta última llamada seguridad nacional, incide en la vitalidad de este renglón de la economía. Es por eso que los indicadores referentes a la criminalidad influyen decisivamente en la voluntad del turista a la hora de escoger un destino turístico. Países con alta incidencia criminal y poca o ninguna seguridad para sus huéspedes no son atractivos para desarrollarse como destinos para que visitantes inviertan su dinero en algún tipo de turismo; sea de vacaciones, cultural, deportivo, académico o el nuevo turismo médico.
Este es el caso de Puerto Rico. Con una fama de falta de seguridad, costos energéticos altos, pobre calidad ambiental en sus playas y ríos, infraestructura en precario y precios prohibitivos en sus ofertas, la competencia en el Caribe ha superado la posición privilegiada que teníamos hace un cuarto de siglo. De primeros hemos llegado casi al quinto lugar. República Dominicana está sólidamente primero. Cuba, que el año pasado recibió alrededor de 250 mil turistas americanos, está en un sólido segundo lugar y en pleno crecimiento. Jamaica hace varios años alcanzó el tercer lugar. Mientras, nosotros peleamos con las Bahamas por el cuarto puesto y oteando el quinto en el horizonte cercano.
Los números hablan por sí mismos; el turismo en el Caribe creció en un 7% el año pasado. La subida del dólar y otros factores aleatorios potenciaron ese fenómeno que convirtió a los Estados Unidos en un fuerte exportador de turistas en la región. Puerto Rico no se benefició de ello. Los factores antes enumerados y la pobre calidad de sus servicios incidieron en la ecuación negativa nuestra. Y la Compañía de Turismo de Puerto Rico, como agencia y como institución, ha demostrado ser un monstruo burocrático inoperante.
A nivel mundial, el turismo incide en el 10% del Producto Nacional Bruto; en 1 de cada 11 empleos; en 1.5 trillones de dólares del total de exportaciones mundiales. O sea, en el 6% de las exportaciones totales a nivel global. Y en el 30% de los servicios de exportación. Puerto Rico no aparece, ni como una tenue luz, en el radar del turismo mundial ni hemisférico. La isla estrella se nos apagó sin que hiciéramos nada, y poco alumbra donde antes reinábamos; el Caribe.
You must be logged in to post a comment Login