Luego de que el pasado 21 de marzo la convocada asamblea ilegal de estudiantes del recinto de Río Piedras de la UPR decretara un paro de cinco días para comenzar el martes 28, seguido por una asamblea de estudiantes de los distintos recintos a la cual le seguiría una huelga indefinida comenzando el próximo 5 de abril, miembros del claustro del recinto de Río Piedras llevaron a cabo (el pasado lunes 27) una asamblea en la que se aprobó iniciar -el mismo día que iniciaría el paro- un llamado Congreso Multisectorial de Diálogo y Búsqueda de Consenso, para así tratar de evitar una huelga con todas sus consecuencias. Para este Congreso, la administración popular del recinto de Río Piedras, evitando llamarle paro y huelga ilegal al cierre del recinto por los estudiantes, decretó un receso académico y administrativo de labores por un día. El llamado receso académico es un esfuerzo mojigato para no llamarle paro y huelga al cierre ilegal del recinto por los estudiantes. Puesto que si así fuera, tendría serias implicaciones que lo pondría en incumplimiento ante las autoridades federales por el mal uso de los fondos de becas y préstamos, y por consiguiente la pérdida de estos fondos, exponiéndolo, además, a la pérdida de la acreditación por la Middle States Association. Todo esto conllevaría el cierre permanente del recinto y con ello el taller de trabajo e ingreso para toda esa comunidad.

Al filo de la medianoche del lunes los imberbes estudiantes huelguistas, desafiantes y encapuchados, cerraron los portones del recinto impidiendo -el pasado martes- el acceso a los profesores que supuestamente iban a llevar a cabo el notorio Congreso. Ante el conocimiento y la presión de los federales -que no se comen el cuento del receso académico/administrativo- la rectora interina determinó que el miércoles se suspendería el tal receso. La administración universitaria asumió entonces la responsabilidad de liderar con la situación de un paro /huelga estudiantil ilegal. El recinto de Río Piedras quedó así expuesto -con toda probabilidad- a perder su acreditación y con ello todo lo que esto conlleva.

Pareciera ser que en la UPR hay gente que no quiere enterarse de que el gobierno de PR está en quiebra y que por la institución depender exageradamente de los fondos del Estado tiene que sacrificarse y sufrir las consecuencias de la misma forma que otras instituciones. Pero allí no hay voluntad de hacer recortes y sacrificios de ninguna clase.

No se llame nadie a engaño, toda esta situación es parte fundamental de la estrategia ideológica de la coalición o mogolla separatista liderada por la alcaldesa independentista, socialista Yulín, por Natal/Lúgaro y compuesta por líderes obreros, religiosos, estudiantiles, y profesores socialistas, revolucionarios, separatistas de la AAPU que desde hace mucho tiempo utilizan la UPR como instrumento y punta de lanza para tratar de desestabilizar el gobierno y frenar el avance de la estadidad, particularmente ahora ante el plebiscito del 11 de junio próximo. Así iniciarían lo que ellos consideran es la revolución “para liberar a Puerto Rico del yugo imperialista norteamericano”. La mayoría de este liderato ha recibido entrenamiento y apoyo económico de la Cuba de Fidel y la Venezuela de Chávez. Hacia allá nos pretenden llevar.

Ante este cuadro de huelga ilegal y del fracaso del dialogo, las opciones aparentemente estarán limitadas a: que los profesores y/o estudiantes afectados eleven un pleito ante el Tribunal Federal -como ocurrió en 2005- y un juez ordene a los alguaciles federales abrir los portones en 24 horas. Esto, sin embargo, conllevaría tener la presencia de la Policía adentro del recinto poniendo orden para impedir que los revoltosos corriendo por todo el campus destruyendo propiedad, intimidando, agrediendo y sacando estudiantes y profesores de los salones, impidan el funcionamiento institucional. Hasta ahora- aferrándose en la caduca e inefectiva política de no confrontación- no hay la disposición de la administración universitaria popular de permitir la Policía dentro del recinto.

La segunda opción sería que ante el retiro de los fondos federales necesarios para becas y préstamos estudiantiles y la pérdida de acreditación de la Middle States Association, el recinto deje de operar y sea cerrado permanentemente. Esto sería el final de ese recinto como se le conoce hasta el presente. Volverlo a abrir tomaría años de ardua tarea que conllevaría su total reestructuración administrativa y académica de arriba abajo. Tal vez sea eso lo más que convenga.