La carta enviada el pasado jueves por el representante del Attorney General de Estados Unidos, Jeff Sessions, no debe frustrarnos, enojarnos ni mucho menos indignarnos. Al contrario, es una prueba más de que el ELA está muerto, que el autogobierno es inexistente y peor aun, que no podemos llenar una papeleta sin el permiso de los Estados Unidos de América.

Aun cuando la política de los distintos gobiernos de Estados Unidos siempre ha sido que nosotros podamos ejercer una “libre determinación”, la carta muestra claramente la superioridad tanto política como legal que tiene Estados Unidos sobre sus territorios, sobre nosotros.

Ese famoso mensaje de varios presidentes de que “ustedes decidan y nosotros respetamos”, solo es válido si ellos nos llenan y definen los encasillados que van en la papeleta.

Ese es el ELA en su máxima expresión, así fue en el 1952, así es ahora.

Para los PNP esto debería ser una demostración más de la colonia, pero también debería servir de estímulo para hacer las enmiendas correctas, sin “tonterías”, para que de una vez y por todas pudiésemos ir a votar y resolver nuestra condición de colonia.

No votar o votarle en contra a las enmiendas sería obstaculizar la estadidad, sería obstaculizar que nuestro problema se resuelva de una vez y por todas.

Eso lo podríamos esperar del Partido Independentista Puertorriqueño que ahora, como no va “montao”, no quiere participar; ahora que se queda solo con sus diminutos votos, no quiere que se vea su realidad electoral.

Eso también lo podríamos esperar del Partido Popular Democrático, que ya llevaba siete sabores de cómo votar y que aun con la carta del representante de Sessions, que claramente dice que el “ELA mejorado” no va, se resiste a ir a su propio entierro. Se resiste a cambiar, se resiste a atemperarse a sus condiciones coloniales.

Algunos PNP pueden pensar que aceptar las enmiendas es claudicar a los resultados del 2012, donde casi un millón de electores votaron en contra del ELA, sin embargo otros lo podemos ver como una oportunidad de derrotar al muerto, de enterrarlo y cremarlo.

La carta, de manera sutil pero directa, nos dice dos cosas: 1) esto no es una prioridad para mí; y 2) no tengo problema con seguirte manteniendo bajo el ELA, pues el ELA perpetúa mi superioridad sobre ti.

Si tú tienes una colonia que hasta ahora te ha servido como un buen caso de negocio, donde tus empresas crecen y generan ganancias billonarias (con B de Bruto, Burro y mal administrador) y donde bajo el amparo de la cláusula territorial de la Constitución de Estados Unidos controlas y haces lo que te dé la gana, ¿por qué y para qué voy a cambiar esta fórmula que me sirve a mí?

El error que constantemente se ha cometido en Puerto Rico en la lucha por la estadidad siempre ha sido el no querer conocer, reconocer y entender cómo piensan los del norte y, por factores localmente electorales, dicen sandeces que no cuentan “ni pa’ pool ni pa’ banca” en resolver el estatus.

Conocer a tu adversario o a tu posible socio es más importante que cualquier estrategia o papeleta. En eso hemos fallado los que queremos la estadidad versus el Partido Popular Democrático y los estadistas que creen en, pero no quieren, la estadidad.

Unos pueden ver las enmiendas como que nos sometemos; otros como yo lo vemos como una oportunidad de terminar el estatus de sometido. La administración de Trump lleva 100 días, le queda un mundo por delante y no podemos olvidar que el aparato militar está en el poder.

Ese aparato militar no se olvida que Vieques no existe; que tanto miembros del PNP como del PPD se unieron al PIP para sacar la Marina de Vieques. Ese aparato militar que hoy lucha contra el terrorismo internacional tampoco se olvida de que tanto el gobernador como la comisionada residente pidieron la libertad de un terrorista.

La pregunta es, ¿quién va a trabajar con esos temas? Y eso no lo resuelve un cabildero ni un Tweet.

De igual manera hay que dejarle saber al Congreso, que hoy entiende que todo en Puerto Rico está encaminado a resolverse con Promesa, que ellos han sido responsables también del desastre; e ir con datos, pues no solo han sido las 936 y las imposiciones en Medicare y Medicaid. Los tratados de Nafta y otras imposiciones han tenido su agosto en el presupuesto también.

¿Por qué tenerle miedo a un muerto?

Pongamos al Estado Libre Asociado en la papeleta, al ETA (Estado Territorial Actual). Total, la peste del muerto no creo que atraiga a muchos.