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Foto: CARLOS RIVERA GIUSTI / EL VOCERO

Lcdo. Iván Rivera

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Ramón, como te he comentado en otras ocasiones, para mí, la ciudadanía americana es como un lunar de nacimiento. No obstante, reconozco que según estudios, para el 95% de los puertorriqueños es algo trascendental. Ahora bien, estudios un poco más profundos, revelan que en esencia el apoyo es por dos razones principales: se relaciona la misma con el libre tránsito y asistencialismo social.

Creo que es un grave error relacionar la perdurabilidad –por no decir permanencia ya que nada en el universo es permanente- de la relación entre Puerto Rico y EE.UU. a la existencia de esa ciudadanía. La indisolubilidad de la relación entre ambos países debe estar predicada en la fortaleza política y económica que ambas partes obtengan de la relación y en la capacidad de respeto mutuo como socios en esas áreas en lugar de subordinado y subordinante.

Los que hoy tenemos dicha ciudadanía no la podemos perder conforme a lo resuelto en Afroyim vs. Rusk. Pero para futuras generaciones, los libre-asociacionistas debemos estar claros que toda propuesta debe incluir el reconocimiento de transferencia de ciudadanía por ius sanguinis a generaciones posteriores al pacto, toda vez la valorización de la misma antes mencionada. También debemos estar claros que es prerrogativa de la metrópoli aceptarlo o denegarlo como parte de un nuevo arreglo político-económico. Pero aún, sin ciudadanía para generaciones posteriores, la relación puede ser perdurable y fructífera para ambas partes. El Tribunal Supremo de EE.UU. ha señalado que “no se pueden limitar las ayudas de bienestar público por no tener la ciudadanía”, Graham vs. Richardson; “el Congreso puede conceder derecho de entrada libre a personas que no sean ciudadanos e incluso el derecho a residir permanentemente en EE.UU.”, Galván vs. Press; “no se puede limitar o prohibir el derecho a educación pública por no ser ciudadano”, San Antonio Independent School District vs. Rodríguez.

Existen sobre 60 países en el mundo con acuerdos de reciprocidad de ciudadanías y/o libre tránsito. Por lo cual, alternativas sobran. Les recomiendo a algunos amigos que cuando citen a Muñoz sobre el “vinculo indisoluble” recuerden que del 1959 al presente el mundo ha cambiado en cantidad.

Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés

Twitter: @SecAsuntosPR

Iván, el valor de las instituciones culturales se mide con la importancia que le da la sociedad. La realidad es una: la gran mayoría de los puertorriqueños nos sentimos orgullosos de nuestra ciudadanía americana que luego de 100 años es tan parte de nuestra cultura como el arroz con gandules.

Los nacidos en un estado tienen la ciudadanía americana como parte de sus derechos constitucionales. Esta no puede eliminarse con una ley federal. Los nacidos en Puerto Rico desde 1917 tienen la ciudadanía americana por virtud de una ley federal que puede ser revocada por el Congreso (no es constitucional pues no somos estados). Ese riesgo continúa latente bajo el actual Estado Libre Asociado. El actual estatus colonial que nos ofrece una ciudadanía sin todos los derechos, y nos impone una junta antidemocrática, no nos garantiza ni esa ciudadanía de segunda clase de forma permanente.

El Circuito Federal de Apelaciones de D.C. atendió un caso de Samoa Americana (TUAUA). Samoa es un territorio de los Estados Unidos como Puerto Rico. La diferencia estriba en que en Samoa no tienen la ciudadanía americana por nacimiento. Varios residentes de Samoa solicitaron la ciudadanía americana ante los tribunales.

El Circuito decidió que la ciudadanía americana solo es permanente en los estados. En los territorios, depende de la gracia del Congreso. Por tanto, el Congreso puede quitar o denegar la ciudadanía como lo hace hoy con Samoa. Peor aún, la decisión en su nota al calce 6 pone en duda si los hijos de los nacidos en un territorio con ciudadanía pueden pedirla luego de que se la quiten al territorio. El Tribunal Supremo federal dejó en vigor esa decisión al denegar un recurso de revisión.

Por otro lado, la ciudadanía bajo la Libre Asociación estaría sujeta a negociación con Estados Unidos. El gobierno federal ya dijo que no nos daría la ciudadanía americana con la Libre Asociación. El Informe Presidencial de Casa Blanca de 2011 dice expresamente que bajo la Libre Asociación, los puertorriqueños “no [serían] ciudadanos estadounidenses”. Iván, la verdadera ciudadanía americana solo la tendremos si somos estado. Punto.