Los momentos más importantes en la vida de Miguel Romero, han tenido en común el lugar donde ocurrieron: en el municipio de San Juan.
Vivió, estudió, conoció a su esposa, se casó, cursó estudios universitarios, tuvo su primer empleo y lo que define el momento más importante en su vida: el nacimiento de su hija Ana Victoria.
“Estamos a dos semanas de las elecciones y me siento optimista. Para mí ha sido un privilegio ser el candidato. Una persona que no se crio con su padre. Que se formó y estudió en el sistema público, que no tiene linaje político, ni apellido, ni recursos económicos”, dijo al confesar que en septiembre de 2019 hizo su último pago del préstamo estudiantil a pesar de estar ejerciendo la profesión de abogacía por más de 20 años.
Desde una oficina en Hato Rey, rememoró su infancia y juventud, mientras enseñaba algunas fotos —que también son parte de un anuncio político en el que aparece su familia. Su calendario de trabajo —a días del primer debate de candidatos a la alcaldía de San Juan— no le permitió visitar esos lugares emblemáticos en su vida para propósitos de este reportaje, pero los describió como los guarda en sus recuerdos.
“Que alguien que tenga cosas como las tiene cualquiera en la vida, y esté aspirando a la alcaldía de San Juan, para mí es algo que me llena de orgullo. Me lo disfruto en lo personal, porque sé que son oportunidades únicas”, destacó.
Todos sus recuerdos de la niñez y juventud son con su madre, a quien le atribuye todos sus éxitos. Tras la muerte de su padre, cuando su progenitora aún estaba embarazada de él, y otra relación que no tuvo futuro, su madre se hizo cargo de él y sus cuatro hermanos.
“Di mi niñez recuerdo ir a volar chiringas, ir al Morro y los castillos en el Viejo San Juan. De ir a los parques de beisbol, soy un pelotero frustrado. Tuve una niñez muy normal, a mí me crio principalmente mi mamá. Ya de universitario viví en la calle Arzuaga en Río Piedras. Como estudiante trabajé de crupier y en una tienda de zapatos”, contó.
La vena de ser líder, la cultivó mientras estudiaba en la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras.
“Me involucré en procesos de liderato en el consejo de estudios generales. En aquel momento era una persona bien tímida, pero creo que eso comenzó formándome en términos de pensar de forma diferente”, aseguró. Romero, quien ganó cómodamente las pasadas primarias, ya había tenido una primera experiencia fallida en su aspiración a ser el candidato del partido, en la que fue derrotado por Leo Díaz. No obstante, luego aspiró al Senado y logró el escaño, para sumar a su resumé experiencia a nivel legislativo. En el Ejecutivo fungió como secretario del Departamento del Trabajo y de la Gobernación, bajo la administración de Luis Fortuño.
“Ese tipo de proceso (como secretario) te da una experiencia de vida incalculable. Me abrió las puertas para aspirar a posiciones electivas y con una visión clara de lo que quería hacer”, detalló.
“El proceso de los pasados cuatro años, las experiencias vividas, las derrotas y los triunfos me han ayudado a comprender, mantener los pies en la tierra de que si soy electo alcalde, dedicar todas mis fuerzas, energías y mi capacidad a tratar de hacer las cosas bien”, agregó.
Pero quien verdaderamente hace que se desviva no son sus aspiraciones políticas o su futuro profesional, sino su retoño. Su esposa Maritere González es de San Juan también, con quien tuvo una joven quien cumplió ayer 18 años de edad. “Las nenas son las bebés de la casa”, dijo al referirse a su única hija, a quien le sigue llamando niña a pesar de su edad.
“Para mi hija quiero un San Juan lleno de oportunidades. Quiero que se quede en Puerto Rico, que pueda formarse sin tantas dificultades”, enumeró.
A pesar de que cumplió sus 18 años este sábado, la describe como a una “viejita”, ya que lee mucho y tiene opiniones formadas sobre la política pública. Orgullosamente cuenta que su primer voto en una primaria fue por él, y que su primer voto en una elección general será de igual forma.
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