Ucrania y la segunda enmienda – Por Mario Ramos Méndez

Ucrania y la segunda enmienda

Bandera de Ucrania
Alberto Pezzali/AP

Si algo ha demostrado la guerra entre Rusia y Ucrania es la importancia de que el pueblo esté armado contra enemigos internos y externos. Mujeres, viejos, jóvenes, el pueblo en general, se han armado para defender su patria contra la agresión criminal que Vladimir Putin ha acometido contra los ucranianos. Los bombardeos contra estructuras donde hay civiles, incluidos mujeres y niños indefensos, han sido vistos en los medios internacionales alrededor de todo el planeta.

Esos crímenes de guerra producto de la agresión de un país que ha violado todas las normas del derecho internacional han sido combatidos porque el pueblo ucraniano se ha tirado a la calle con armas para combatir al agresor y defender la independencia de su patria de los caprichos de un megalómano que quiere destruir a los ucranianos a toda costa y anexarse el territorio. Esto demuestra que en Ucrania hay dos ejércitos, uno militar y el otro civil, que está compuesto por todo el pueblo.

En los Estados Unidos, la segunda enmienda de la Constitución garantiza el derecho del pueblo a tener y portar armas: «A well regulated Militia, being necessary to the security of a free State, the right of the people to keep and bear Arms, shall not be infringed». Esta cláusula constitucional tuvo el propósito de facultar a los ciudadanos a defenderse del gobierno federal en caso de excesos o abusos de poder que pongan en peligro la vida y la seguridad de la ciudadanía y la democracia de la nación.

Fue en District of Columbia v. Heller, resuelto en 2008, que el Tribunal Supremo se pronunció en sentido de que ese derecho pertenece a los individuos para su propia defensa en sus hogares e incluye a la capital federal. Aunque por dictum aclaró que no es ilimitado y el gobierno puede excluir a los que han cometido delitos graves y a los enfermos mentales.

La enmienda ha tenido el efecto de que el pueblo de los Estados Unidos sea, si no el primero, el más armado del mundo. Esto tiene la virtud de que en un sentido práctico operan dentro de su territorio dos ejércitos; el de las fuerzas armadas, compuesta por un ejército regular, una aviación y una armada subordinados a un poder político organizado por una Constitución, y uno civil que es la misma ciudadanía que posee y porta armas para su protección y, en casos de guerra, para la defensa de la nación.

Por esa libertad constitucional es que en los estados del centro de la nación se ven por las calles a personas portando armas de fuego como pistolas, revólveres y hasta rifles. En un conflicto armado donde los Estados Unidos se vea atacado por otra potencia la ciudadanía en armas operaría como una guerra de guerrillas urbana, por ser en las grandes ciudades donde seguramente se escenificarían las batallas.

Hay un sector de la población que con argumentos sólidos ha sido muy crítico de que el derecho a portar armas tenga la amplitud constitucional que actualmente tiene. Periódicamente, las reacciones en contra son viscerales cuando suceden masacres como la de Las Vegas y la de Orlando en 2016 y 2017, donde murieron a manos de asesinos desquiciados 59 y 50 personas, respectivamente. Sin embargo, los que favorecen el derecho a las armas lo defienden con el argumento de que si entre los presentes hubiera gente armada el daño se hubiera evitado o mitigado.

La venta de armas, sean militares o para uso de los civiles, es una industria en los Estados Unidos con una clientela que sigue en aumento e incluye otros países del mundo. Pero no es menos cierto que ciudadanos armados, que su propósito para comprar un arma es mayormente defenderse y defender su familia y hogar, la usarían para la defensa de su país en caso de una intervención militar extranjera. Eso crea un ejército civil de facto que cubriría zonas geográficas que la estrategia militar no contemplaría cubrir.

El caso de Ucrania me ha hecho revaluar mi oposición a la segunda enmienda, pues nos demuestra las ventajas para un país que su pueblo tenga derecho a las armas. La protección tiene variadas vertientes que son marcadas en una guerra producto de una invasión. Esto, sin lugar a duda, fortalece la posición de la National Rifle Association, que siempre ha defendido este derecho y promovido la tenencia de armas por parte de la ciudadanía, y, tal vez, creará un consenso en la nación de que la seguridad de todos es algo tanto individual como colectivo.

mramos

Mario Ramos Méndez

Mario Ramos, Historiador

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