Bandera de Estados Unidos y Puerto Rico

A mediados de la década del cuarenta, con la segunda guerra mundial en su apogeo, el movimiento estadista celebró tres congresos para aglutinar sus fuerzas, promover el ideal y educar al pueblo sobre los beneficios de incorporar a Puerto Rico como un estado de la Unión. Esto se dio por iniciativa de la Asociación Puertorriqueña Pro-Estadidad, fundada el 13 de abril de 1943 y que en su junta de directores estuvieron personas destacadas como, Antonio Reyes Delgado, Reece B. Bothwell González y el líder obrero, Nicolás Nogueras Rivera.

El primer congreso se celebró el 2 de mayo de 1943 en la Escuela Superior Central de Santurce. Se rindieron homenajes póstumos a Luis Muñoz Rivera, José Celso Barbosa, Santiago Iglesias Pantín, Antonio R. Barceló, José de Diego y Rafael Martínez Nadal. En la apertura de los actos un coro de niños cantó la Borinqueña, sin ser todavía el himno oficial de Puerto Rico. De igual manera se hizo un planteamiento de que este ideal “es la independencia en sociedad”. (Véase a Nicolás Nogueras Rivera, Primer Congreso Pro-Estadidad: 1943). Una década más tarde, Luis López Tizol, en un artículo en la Revista el Estado de Puerto Rico, la llamaría como “independencia anexada.” (Véase a Aarón Gamaliel Ramos, Las ideas anexionistas en Puerto Rico bajo la dominación norteamericana).

El segundo congreso Pro-Estadidad se celebró en abril de 1945 en el Teatro Tapia en Santurce. Se tomaron acuerdos importantes, como oponerse al proyecto del senador Millard Tydings, pedirle al gobernador Redford Guy Tugwell “que vetara el proyecto de ley que disponía que no se enseñe inglés en las escuelas en la forma intensiva en que se ha venido haciendo hasta el presente”.

Algo que nos llama la atención de este Congreso que se celebró en Santurce, fue la asistencia de líderes independentistas que fueron invitados. El Dr. Gilberto Concepción de Gracia fue uno de esos líderes y el liderato estadista lo invitó a que subiera al proscenio. Las antípodas ideológicas, que fueron hermanas en el siglo XIX como anexión e independencia dentro del movimiento separatista, se volvieron a dar la mano ese día. Es el anticolonialismo que, como dijo una vez Lolita Lebrón, nos hace hermanos.

El tercer Congreso Pro-Estadidad se celebró en un parque de pelota en Ponce el 29 de julio de 1945. Fue un acto de masas donde se calculó que la asistencia fue de 35 mil personas. El senador Dennis Chávez, de Nuevo México, y el congresista por Dakota del Norte, William F. Langer -muy amigo de don Luis A. Ferré- asistieron al evento. El congresista Langer, que había presentado en el Congreso de los Estados Unidos un proyecto de ley para que se admitiera a Puerto Rico como estado de la unión americana, sugirió a la concurrencia que recogieran medio millón de firmas para presionar a los congresistas a que favorecieran la estadidad. Chávez fue enfático al decir en su discurso que ser ciudadano americano “no quiere decir que haya olvidado la tradición y las costumbres de nuestros abuelos.” (Véase a Wilfredo Figueroa Díaz, El Movimiento Estadista en Puerto Rico: pasado, presente y futuro). Años después, en la década del ochenta del siglo pasado, Miriam Ramírez de Ferrer iniciaría una cruzada para recoger un millón de peticiones de endosos para el logro de la igualdad.

Debido al auge que tenía el Partido Popular Democrático, y el carisma avasallador de su líder Luis Muñoz Marín, el movimiento estadista estaba en precario durante esos años. Electoralmente iban en descenso hasta las elecciones de 1952 donde obtuvo un raquítico doce por ciento. Fue a partir de 1956 que el movimiento estadista comenzó su curva ascendente que lo llevaría al triunfo en las elecciones de 1968. En esos comicios, el Partido Independentista Puertorriqueño sacó el diecinueve por ciento de los sufragios.

Los extremos ideológicos tenían una actitud militante, pues para la mismaInhumanos Racimos época los independentistas también celebraron tres congresos Pro-Independencia. Todos fueron muy concurridos y se hicieron propuestas de avanzada. A Luis Muñoz Marín no le agradó esta idea y por eso dijo que era incompatible ser miembro del Partido Popular y asistir a estas actividades. Ya Muñoz se había distanciado de la independencia y estaba en un proceso de evolución ideológica que lo llevaría a crear el Estado Libre Asociado en 1952. (Véase a Amalia Alsina Orozco, Los congresos pro-independencia).

La actividad intelectual de los estadistas fue exuberante durante esos años. Duró hasta los sesenta, sin embargo, la semilla por ellos sembrada ha dado buenos frutos.