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Rosselló obtuvo una de las sillas como delegado a la capital federal para pedir la estadidad para Puerto Rico. > Fotos: Archivo / EL VOCERO

El apellido Rosselló en la política puertorriqueña es un fenómeno que amerita profundización de estudio. Son pocas las figuras políticas que generan tanta reacción y apasionamiento. El ejemplo más reciente de eso lo es la ya certificada elección de Ricardo Rosselló en la pasada elección de delegados de la estadidad. Rosselló es el primero en la historia de Puerto Rico en ser electo por nominación directa. Eso es un hito histórico superior a la elección de Santos “El Negro” Ortiz a inicios de los ‘90. El caso de Santos Ortiz fue una elección solamente en una municipalidad y de manera independiente, por lo que su nombre y foto aparecía en la papeleta. Para votarle solamente era cuestión de hacer una marca debajo de la misma. En el caso de Rosselló se trata de una elección en toda Isla en la que el elector tenía que moverse a la urna con la intención indubitable de escribir su nombre, lo que implica un ejercicio de determinación de mayor alcance. Por otro lado, este no hizo campaña para ser delegado, no tuvo eventos de recaudación de fondos, ni salió a la calle a pedir votos. Apenas 72 horas antes del evento, en su única intervención pública al respecto, manifestó que si los votantes le elegían él aceptaría. Como cuestión de hecho, dicha aparición generó un entusiasmo de participación que provocó una movilización mucho mayor que la que hasta entonces se percibía. Indistintamente de los argumentos sobre los números de participación realizada por los opositores de la estadidad, lo cierto es que en tiempos de pandemia, una elección un domingo de verano que apele a un sector específico de la sociedad, que alcance alrededor de cien mil votantes, es respetable. Prácticamente el 60% de los que emitieron su voto lo hicieron inspirados por la figura de Rosselló.

Por otra parte, llamó la atención las expresiones de algunos electores que se acercaron a las urnas el día de la elección para votar por Rosselló en apoyo a este tras los acontecimientos del denominado Verano del ‘19. Ese sentir se ha manifestado con mayor fuerza al interior del PNP. A manera de ejemplo podemos referirnos a la primaria interna de dicha colectividad en el año 2020, en la que mientras Thomas Rivera Schatz casi se cuelga, los que respaldaron y manifestaron apoyo a Ricardo Rosselló fueron electos en primer lugar, como fueron los casos de Pedro Pierluisi, William Villafañe y Pichy Torres Zamora. Como cuestión de hecho, el día original de esa primaria —la cual fue suspendida o prorrogada para el próximo fin de semana en prácticamente la mitad del País— Rivera Schatz salía colgado según los resultados que se filtraron. En la elección especial de delegados, este mismo senador del PNP salió de “media tour” a pedir un voto en contra de Rosselló y ya todos vimos los resultados.

Tras la elección de delegados, las reacciones de los distintos sectores nos reafirman que estamos ante un caso político digno de estudio profundo. Opositores acérrimos de la estadidad, por un lado de la boca señalan que es bueno para ellos la elección de Rosselló porque luego del mentado Verano del ‘19, su presencia mataría el objetivo de la estratégica elección. Pero a la vez, por el otro lado de la boca, andan buscando señalamientos para invalidar, impugnar o mancillar la integridad de su voto y el de su esposa. Hasta referidos al Departamento de Justicia de parte de comisionados electorales de oposición se han generado. Y ni hablar de la reacción del Departamento de Justicia al nombrar, no uno, sino dos fiscales para investigar los referidos sobre un asunto que trata estrictamente de determinación de residencia versus domicilio, y que es tan sencillo de resolver como con una solicitud de certificación del ente electoral del estado en cuestión sobre si esos electores han emitido voto alguno previamente en su jurisdicción.

El fenómeno Rosselló no trata sobre un chat, ni nada por estilo. Se trata de una constante lucha que se mantiene en Puerto Rico entre reformistas del sistema versus los que no quieren reformas sobre el mismo. Sobre eso disertaremos en el futuro.