asamblea del Partido Nuevo Progresista
A la asamblea del Partido Nuevo Progresista celebrada en el Coliseo Roberto Clemente en San Juan asistieron sobre 9,000 personas. >Archivo / EL VOCERO

A través de la historia hemos visto los cambios generacionales y algunos de ellos jalonar el devenir histórico de los pueblos. Es la irrupción de la una sobre la otra. La decadencia y desvanecimiento de un grupo por el nuevo que entra en escena con vigor e ideas nuevas, que se convierten en leyes temporales que luego serán sustituidas por otras que yacen incubadas, es parte del retorno histórico. Es lo que D.H. Lawrence planteó en El Amante de Lady Chatterly, su novela cumbre: “Una generación sucede a otra generación.”

En 1968 comienza la era moderna de la política puertorriqueña, donde se dio un cambio generacional dramático. Por el PNP, Carlos Romero Barceló, Hernán Padilla, Jesús Hernández Sánchez, Benny Frankie Cerezo, Jimmy Rosas, Maximino Miranda, Orlando Velázquez Iglesias, Agrait Rivera Cintrón, Ramón Luis Rivera, entre otros. Luego, en 1976, se ahonda ese cambio generacional y muchos de ellos —incluyendo al ideólogo, Oreste Ramos—, estuvieron en la palestra pública alrededor de treinta años, cuando fueron sustituidos por otra.

En el Partido Popular el cambio generacional comienza con el famoso grupo de los 22. Su transición duró de 1968 a 1972. Rafael Hernández Colón, como máximo líder, José Enrique Arrarás, Severo Colberg, Celeste Benítez, Roberto Rexach Benítez, Víctor Pons, Wito Morales, Luis Izquierdo Mora, Pincho Izquierdo, fueron actores protagónicos que sustituyeron a la generación que acompañó a Luis Muñoz Marín, quien se retiró de la vida pública en la década de 1960.

En 1992 se dio otro cambio generacional dentro del PNP. Con Pedro Rosselló entró un grupo de líderes y funcionarios públicos que influyeron decisivamente en la política puertorriqueña. Kenneth McClintock, Pedro Figueroa, Leo Díaz, Ángel Cintrón, Julio Lebrón, Luisa Lebrón, Roger Iglesias y Aníbal Vega Borges, entre otros. Con ellos comenzaron en la función pública, Carlos Pesquera, Luis Fortuño y Manuel Díaz Saldaña, que hicieron aportaciones extraordinarias al servicio público.

Actualmente, hay un cambio generacional que comenzó a mediados de la década pasada con Ricky Rosselló. Esta vez apadrinado por Pedro Pierluisi, hay funcionarios con una hoja de servicio al pueblo de excelencia. Omar Marrero, en el Departamento de Estado; Anaís Rodríguez, en el Departamento de Recursos Naturales, que logró una academia para el Cuerpo de Vigilantes; Francisco Parés, como secretario de Hacienda, que ha establecido el sistema contributivo digitalizado; Natalia Zequeira, en OCIF, que dio estabilidad a la regulación de las instituciones financieras y duplicó el cuerpo de los examinadores para dar controles en mayor protección al consumidor, y Luis Dávila Pernas en PRFAA, que se ha destacado por su lucha por la igualdad.

Estos funcionarios —aunque algunos de ellos con cierta reticencia a socializar y tratar con el contertulio—, unidos a un grupo de jóvenes que participaron en distintas actividades en la Convención del PNP, han demostrado una honestidad e idealismo en aras de la igualdad política que en los de la generación anterior no se veía. Conmueve que muchos de ellos están emulando a José Aponte, que en su cruzada solitaria a través de toda la Isla lleva la predicación de la igualdad en derechos para los ciudadanos americanos puertorriqueños. Sin embargo, quedaría por verse si no sucumben a lo mismo que algunos de la generación anterior: el figureo, los privilegios, el dinero y el disfrute del poder.

Una generación puede estar en papel protagónico por un espacio temporal de veinte años, o un poco más. Eso lo hemos visto en la historia de manera recurrente. “Una generación no es un puñado de hombres egregios, ni simplemente una masa: es como un nuevo cuerpo social íntegro, con su minoría selecta y su muchedumbre, que ha sido lanzado sobre el ámbito de la existencia con una trayectoria vital determinada. La generación, compromiso dinámico entre masa e individuo, es el concepto más importante de la historia, y, por decirlo así, el gozne sobre que esta ejecuta sus movimientos”. (Véase a José Ortega y Gasset, La Idea de las Generaciones).

La actual generación de líderes dentro del PNP —políticos y ejecutivos— está entrando en escena protagónica. Son las personas a cargo del Puerto Rico de los próximos veinte años, y tienen la responsabilidad fiduciaria de adelantar, no la figura de político alguno, sino la causa de la igualdad política y en derechos, que es la culminación definitiva de nuestra actual condición política.