Hay que combatir efectivamente la criminalidad: Por Dr. José M. Saldaña

Nota: Se ha radicado un proyecto de Ley para ensenar ética y moral en todos los grados en las escuelas.

18 de diciembre 2023

Hay que combatir efectivamente la criminalidad:

Allá para el 2009 un grupo de amigos y exfuncionarios públicos iniciamos unos diálogos que entre varios asuntos abordamos el problema de la criminalidad y propusimos el enfoque salubrista como opción para abordar el problema de la drogodependencia y la criminalidad asociada con esta. Hoy ante los acontecimientos que recientemente estamos viviendo, les traigo estos comentarios que recogen en parte lo que propusimos pretendiendo traer a la atención de todos la actualización del enfoque propuesto entonces.  

Hoy aparece en la prensa otro horroroso incidente violento registrado en las parcelas Comunas Nuevas del sector Aguacate en Yabucoa.

Se indicó que el sospechoso, de 73 años identificado como Mario Santiago Rodríguez, se armó de un cuchillo y, por razones que, de momento, se desconocen, apuñaló a su esposa, provocándole la muerte también arremetió contra un adolescente de 16 años, identificado como nieto de la pareja, al igual que contra la hermana de 76 años del hombre y su cuñado, de 82. Todos se encontraban en la residencia al momento de ocurrir los hechos. Los tres heridos fueron trasladados a una institución hospitalaria donde permanecen en condición de cuidado. Se informó que la hermana del presunto asesino también ha muerto.

 La inseguridad por concepto de la rampante criminalidad que desde hace varias décadas nos azota se ha constituido en el mayor problema para la convivencia civilizada en nuestra isla así como para nuestro desarrollo social y económico. Recientemente hemos visto un recrudecimiento alarmante en una violenta criminalidad entre jóvenes, con agresiones a padres, asesinatos a vecinos para robarle, tiroteos a plena luz del día entre pandillas. Observamos también con gran preocupación como la modalidad del “carjacking” y secuestro ha proliferado peligrosamente en la isla. Igualmente, preocupante, es el alto número de personas que están cometiendo asesinatos pasionales (feminicidios) o por venganza en los cuales un alto número de los asesinos resultan ser usuarios de drogas o alcohólicos y cometen los mismos bajo los efectos de estas.  Todo esto hace que nuestra ciudadanía viva atemorizada de salir a la calle a llevar a cabo las funciones que normalmente se realizan en una sociedad civilizada progresista. Los que tenemos hijos y nietos vivimos en constante zozobra cada vez que estos salen a la calle en busca de la diversión propia de los jóvenes.

Durante el pasado año (2022) tuvimos una tasa de 17.4 asesinatos por cada 100,000 habitantes la cual ha tenido fluctuaciones de 20.1 en el 2019, de 16.5 en 2020, de 19.3 en 2021 ya veremos como termina la de este año, pero aun asi son tasas de las más altas en el mundo. Hemos llamado la atención respecto a que alrededor del ochenta por ciento (80%) de estos crímenes y asesinatos se relacionan con el consumo y tráfico de drogas. Un alto número de nuestros conciudadanos son víctimas de asaltos y asesinatos para los adictos satisfacer el vicio de las drogas. De igual manera un alto número de los usuarios de drogas continúan adquiriendo el SIDA y muriendo de esa enfermedad por el uso de jeringuillas contaminadas. Todo esto evidentemente constituye una gran crisis social que impide nuestro desarrollo y progreso.

Sabemos y estamos conscientes de que los problemas de la criminalidad son problemas complejos que tienen múltiples causas. Estamos conscientes de que la falta de valores por causa de la destrucción de la familia como fuente de estos, así como las deficiencias de la escuela y la religión en proveerlos al igual que la pobreza y la desesperanza que ella causa son grandemente responsables por el estado de situación actual. Pero entendemos que esta situación (raíz del problema) hay que atenderla con premura y prioridad porque entendemos que Puerto Rico es un paciente en grave crisis. A un paciente en esa condición –como por ejemplo con un infarto y posible arresto cardiaco– no se le puede decir: “tenemos que ir a la raíz de tu problema, tienes que rebajar de peso, hacer ejercicio, reducir tus niveles de colesterol y triglicéridos, dejar de fumar e incurrir en un estilo de vida saludable”. A ese paciente en crisis hay que aplicarle medidas heroicas y drásticas de manejo de crisis que lo saquen de su condición de inmediato, para luego tratar la raíz o causas de su problema. No se puede permitir que personas que a diario escuchamos en los distintos medios  de comunicación del país con intereses de pura oposición politiquera y/o personas que desean crear un caos en nuestra sociedad (los mismos de siempre) para así adelantar sus causas ideológicas, se escondan detrás de la recomendación de que  “ hay que ir a la raíz de los problemas” como única opción a la situación de crisis que padece nuestra sociedad, a sabiendas de que medidas de esa naturaleza tomarían décadas para comenzar a arrojar resultados positivos. La situación exige medidas que a corto y mediano plazo puedan tener resultados que comiencen a atenuar el impacto de la criminalidad que nos arropa y faciliten cierto grado de convivencia social pacífica.

 Expresamos que el hecho de que se ha demostrado tanto aquí como en otros países que el enfoque exclusivamente punitivo y de criminalización para el usuario de drogas y sustancias controladas ha fracasado y que por consiguiente se hace necesario y urgente parearlo con un enfoque salubrista en el que se considere al adicto como un enfermo y se utilice la medicación y rehabilitación como estrategia de intervención. Es momento de hacerle saber al país que el problema de la drogodependencia llegó para quedarse y que es uno de los problemas con que tiene que convivir y lidiar la sociedad moderna. La droga no se va a poder erradicar, así como tampoco al adicto. Por consiguiente, se debe adoptar urgentemente -junto con el enfoque punitivo policial – el enfoque salubrista como opción para abordar el problema de la drogodependencia y la criminalidad asociada con esta. Este enfoque salubrista no ha sido implantado de manera efectiva en la isla y se hace urgentemente necesario hacerlo concurrentemente con el enfoque policial punitivo para tener alguna posibilidad de éxito en esta lucha contra la criminalidad.

Estamos conscientes de que las recomendaciones que hemos hecho para atenderlos se limitan a medidas que a corto y mediano plazo han sido efectivas en otros países como Holanda y Portugal por mencionar solo algunos.

Considero necesario clarificar algunos términos sobre este enfoque:

Medicación: se refiere a recetar a las personas que así lo necesitan fármacos o medicinas aprobadas por la FDA (Eje. Metadona, Buprenorfina) disponibles bajo el marco legal actual para lidiar con los diversos tipos de adicción a drogas. Esto complementado con servicios psicosociales integrales.

Legalización: se refiere a remover las penalidades por la obtención y el uso de fármacos hoy no disponibles bajo el marco legal actual (ilegales). 

Los que abogan por la opción de legalización establecen que conlleva la prescripción y el despacho de dichos fármacos a las personas adictas en lugares donde se garantice la pureza y concentración de éstos, tal como ocurre con los fármacos de uso legal. De esta forma se elimina o reduce considerablemente el uso de aquellos fármacos ilegales, contaminados, cuya pureza y concentración es cuestionable y que son obtenidos en el mercado negro.  Esto propiciaría la reducción del crimen relacionado con esta empresa ilegal. Se les impondría además el arbitrio correspondiente que permitiría utilizar los recursos generados para combatir el uso ilegal y para prevenir, tratar y rehabilitar a los que padecen de la adicción a ellos. La legalización no implica que no se perseguirá y se aplicará la ley con todo el rigor al traficante; por el contrario, conlleva ampliar la persecución y el castigo a esta actividad delictiva          

La estrategia de intervención que proponemos adoptar urgentemente no incluye la legalización. Se circunscribe a lo siguiente:

1-que se despenalice el uso de marihuana se fijen impuestos por su uso. Entendiéndose por despenalizar el que no se apliquen sanciones como delito grave que conlleve cárcel, sino que se considere un delito menos grave para el usuario personal.

2-que se permita el uso de marihuana para tratar condiciones médicas como glaucoma, pacientes en quimioterapia, pérdida de peso en pacientes con SIDA y otras.

3- que se combata con todo el rigor el tráfico de drogas y se amplíen sustancialmente las penalidades a los traficantes

4- que se amplíe el programa de metadona para tratar a los adictos a la heroína llevándolo a todos los pueblos de la   isla.

5- que se amplíen sustancialmente los programas de rehabilitación a los usuarios de drogas.

6- que se permita la venta de jeringuillas estériles a los usuarios de drogas intravenosas como medida preventiva para la Hepatitis y el SIDA.

7- que se legisle para permitir que los usuarios de marihuana y otras drogas puedan trabajar, siempre y cuando sus labores no pongan en peligro su vida o la de otras personas.

8- que se continúe y se amplíen las cortes de drogas.

9- que se realice un proyecto piloto para la medicación de las drogas.

Es necesario plantearles a las esferas Federales la necesidad de que a Puerto Rico se le considere como área de desastre o crisis social y se designe a una región de la isla como proyecto piloto para implantar el enfoque salubrista como estrategia para lidiar con el problema de la drogodependencia utilizando las medidas antes expuestas y cualesquiera otra en forma experimental por cinco años. Los resultados de este proyecto piloto pueden ser aplicados al resto de la población y en aquellas poblaciones de los Estados Unidos donde las circunstancias sean similares.

 La decisión de la medicalización como estrategia salubrista de intervención conta la delincuencia y criminalidad no implica descartar la acción policíaca, todo lo contrario. No es viable ni efectivo implantar un solo enfoque con exclusión del otro. Siempre será necesaria la intervención policíaca contundente concurrentemente y agresivamente no solo para para combatir el narcotráfico y para tratar con aquellos en que las medidas de prevención primaria no funcionen y prueben ser sujetos no curables o rehabilitables sino también para proveer la seguridad necesaria a nuestra ciudadanía para lograr un muy necesario desarrollo social y económico. De hecho, en estos momentos considero que es urgentemente necesario llevar a cabo prioritariamente ambos enfoques simultáneamente. Para ello es necesario asignarle los recursos, fiscales y humanos a la fuerza policiaca que en 2018 se señaló que en siete años la cantidad de efectivos bajó de 22,000 a 12,000. Para el 2021 el total activo de policías era de 10,400. Esta cantidad es insuficiente para mantener el orden público y la criminalidad a raya. 

 Ante todo, este cuadro, estamos escuchando con gran insistencia voces que piden la aplicación de la pena de muerte en la isla. Voces que señalan que no es justo que los contribuyentes paguemos $40,000.00 anuales por mantener presos a individuos que a todas luces por su historial delictivo criminal y de asesinatos no son rehabilitables.

 Yo creo que antes de considerar seriamente esta opción es necesario contar con un gobierno valiente y fuerte que implante las anteriores medidas de forma urgente y vigorosa. Hasta ahora no ha sido así y a pesar de lo que se diga estamos perdiendo la lucha contra la criminalidad.

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