En los Estados Unidos somos una jurisdicción que está primera en varios renglones negativos: asesinatos, alcoholismo, prostitución, divorcios, drogadicción, narcotráfico, pedofilia, violencia doméstica, madres solteras, desempleo, deserción escolar, enfermedades mentales, Sida, corrupción, evasión contributiva, pobreza y, por si algo faltaba, primeros también en aspirantes a ejercer la abogacía que no pasan la reválida que administra la todopoderosa Junta Examinadora de Aspirantes al Ejercicio de la Abogacía y la Notaría.
El promedio de aprobación de las dos reválidas administradas cada año es el siguiente: en 2007, 42%; en 2008, 44%; en 2009, 41%; en 2010, 42%; en 2011, 44%; en 2012, 36% -en una de ellas solo aprobó el 29%-; y en 2013, 40%. En los demás territorios de los Estados Unidos como Guam, Islas Vírgenes, Islas Marianas del Norte y Palau los porcientos de aprobación están sobre el sesenta porciento. En cuanto a los estados, los porcientos de aprobación también están sobre el sesenta porciento, y muchos de ellos, como es el caso de Florida, con aprobaciones sobre setenta porciento del total de aspirantes por año. Solo California y Washington D.C. rondan el 51% y 52% de promedio de aprobación, respectivamente. Ambos mejor que Puerto Rico. (Véase ‘The Bar Examiner’ http://www.ncbex.org/).
Las facultades de derecho en Puerto Rico son de excelencia, como también sus profesores. En cada facultad hay varios tratadistas, como lo demuestran sus bien elaboradas publicaciones. ¿Cómo es posible que estudiantes graduados con promedios sobresalientes no puedan pasar la reválida? El fallo está en la Junta, no en las facultades de derecho, donde se dan excelentes repasos para la preparación de los aspirantes.
La Junta Examinadora ha sido un recodo en el camino a ejercer la profesión de abogados, cercenando la ilusión de los aspirantes que han sido estudiantes ejemplares durante sus años de derecho, quedando éstos con una deuda colosal por préstamos estudiantiles. La metodología del examen es incomprensible y de dudosa eficacia, a mi juicio, para medir el conocimiento cabal que los aspirantes tengan sobre el derecho. Sus preguntas son sobre elementos específicos, por no decir minúsculos, asemejando el viejo juego del gato y el ratón.
Añadiendo a la madeja de este asunto, el aspirante tiene que hacer un ejercicio de memoria sobre humano, donde los datos que plasma en el examen, casi ad verbatim, es lo más cercano a una transferencia bancaria. El razonamiento legal, para lo que fue entrenado el aspirante en sus años de estudiante en la facultad de derecho, se da mayormente en la práctica de la profesión.
La Junta es omnipotente como lo fue en su día el Santo Oficio, por lo que no veremos cambios a corto plazo. Con la Junta hemos topado. Sospecho se trata de un filtro para controlar la población togada. A fin de cuentas, la soga siempre parte por lo más fino; los que tienen menor acceso a la justicia, como lo son los pobres de esta tierra.
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