Según Sánchez Morales, la “americanización tiene que basarse en el respeto a las tradiciones, leyes, costumbres, idioma y hasta modo de andar que forman nuestra personalidad.” Para este puertorriqueño olvidado la “americanización hay que efectuarla en Puerto Rico, a la puertorriqueña, y por el largo espacio de tiempo necesario para que se arraiguen y hagan parte de nuestro ser individual y colectivo las influencias a que naturalmente (no por legislaciones exóticas y prematuras) nos somete nuestro contacto con los Estados.”

El liderato estadista de principios de siglo XX, entre los que se encontraba Sánchez Morales, entendió siempre que la soberanía que provee el federalismo americano sirve de hábitat político idoneo para la conservación de la cultura y personalidad de pueblo del puertorriqueño. Creo que fueron los primeros en la historia general en entender esa posibilidad. Aunque ya se habían hecho adopciones del constitucionalismo de los Estados Unidos para los estados fundacionales latinoamericanos no se planteó, en esos casos, la posibilidad de un estado hispano como se ha planteado por años en Puerto Rico y que hoy día es una posibilidad inminente, según se reconoce en círculos de poder en Washington y en los centros académicos de los Estados Unidos. (Véase George Athan Billias, American Constitutionalism Heard Round the World, 1776-1989: A Global Perspective).

El concepto de americanización fue entendido por Barbosa, Degetau, Rossy, Gómez Brioso, Todd y Martínez Nadal como el advenimiento de Puerto Rico a la modernidad en todo su sentido institucional; político y económico. Se trataba de adoptar las instituciones políticas y jurídicas de los Estados Unidos e insertarse en su sistema económico. Eugenio María de Hostos, Luis Muñoz Rivera y Rosendo Matienzo Cintrón lo entendieron de igual manera. Nunca se pensó que la transculturación fuera parte del afán de modernidad. (Véase también Gonzalo F. Córdova, Luis Sánchez Morales: servidor ejemplar).

“Pero lo que no toleraremos es la americanización por decreto, la que significa el gobierno de los de afuera, el olvido de lo nuestro y el renegar de nuestra raza; la americanización por el desprecio de cosas que tenemos por sagradas y de otras que son la entraña y razón de nuestro modo de entender la vida,” afirmó Luis Sánchez Morales, como un grito de guerra y muro de defensa cultural, a su vez, en caso de darse el decreto indeseado.

El fenómeno de transculturación o asimilación, como se ha llamado también, es obsoleto en estos tiempos. Como afirmó en su día José Luis González, Puerto Rico es uno de las países más nacionalistas del planeta. Nacionalismo, agrego, cultural y enteramente compatible con el federalismo americano, teniendo en la Enmienda X su remedio constitucional adecuado. Los Estados Unidos no es el país WASP de antaño. Hoy su cultura dominante es afroamericana, como afirmó la Premio Nobel, Toni Morrison. La cultura hispana le sigue los pasos y esa es la corriente donde debemos insertarnos.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.