Ante esta política de no confrontación y de veda de entrada de la policía, estos grupetes de izquierda se salían con las suyas doblegando a las administraciones de la institución hasta ceder ante sus irrazonables demandas. Se salieron con las suyas hasta confrontarse con la pasada administración universitaria.
Durante la pasada huelga del 2010 la Junta de Síndicos rescindió esa política y permitió la entrada de la policía a la Universidad para acabar con la anarquía y establecer el orden institucional. En aquel momento la opinión pública- harta de estas confrontaciones y de administraciones pusilánimes- se volcó a favor de la administración y en contra de los huelguistas revoltosos. Estos no pudieron adelantar impunemente sus agendas.
Hoy vemos como la UPR está nuevamente de arriba abajo dirigida por y a merced de la izquierda separatista radical. Nuevamente impera allí la política de no confrontación y la impunidad de los revoltosos, gracias a que el gobierno de AGP en maridaje con estos grupos, ha estimulado nuevamente la implantación allí de esa política nombrando a un presidente separatista socialistoide que apoyó totalmente a los huelguistas revoltosos en aquella nefasta reciente huelga. Además los ha compensado con altas posiciones en el actual gobierno popular. Ese retorno de la política de no confrontación pretende durante este cuatrienio llevar a los revoltosos a incrementar sus esfuerzos por hacer de la UPR punta de lanza para detener los avances de la estadidad y tratar de convertir a Puerto Rico en la república socialista chavista que anhelan.
Ahora, esa política de eunucos ha sido transferida por Antonio (Tony) Garcia Padilla –el verdadero gobernador- a constituirse en la política gubernamental que impere durante el presente cuatrienio para lidiar con las demandas irrazonables, los abusos de las uniones y los grupos radicales de izquierda.
El pasado jueves vimos con repugnancia e indignación como durante el primer paro de los sindicatos contra las medidas que proponen una reducción a sus beneficios, los huelguistas crearon un caos paralizando totalmente el tránsito dentro del túnel Minillas. Allí imperó la violencia contra conductores, se dañaron impunemente vehículos paralizados por la obstrucción. Se creó una situación de un posible desastre por intoxicación con monóxido de carbono. Vimos huelguistas borrachos, consumiendo abierta y desfachatadamente bebidas alcohólicas exponiendo cartelones con palabras soeces. En fin, ocurrió un descontrol total tanto por manifestantes como por la policía que permaneció impávida ante el estado de anarquía prevaleciente. La policía tenía órdenes de seguir la política de no confrontación, limitándose a ser meros espectadores.
Ante esta situación, el gobernador AGP en tono de sumisión, le ofreció al país un bobolongo mensaje en el cual imploraba la colaboración de esos grupos de facinerosos. Aquí se ha juntado la blandenguería, la ineptitud del gobernador y el maridaje con las uniones, con una peligrosa agenda para adelantar las causas separatistas, socialistas, antiamericanas.
Así las cosas, no es de extrañarse que en aras de lo anterior veamos incrementar impunemente violaciones a los derechos civiles de toda la población por parte de estos grupos de facinerosos ante la sumisión y vista larga de los actuales gobernantes. No hay remedio… los federales tendrán que entrar pronto en acción.
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