EL VOCERO / Archivo

Por César Montilla

El gobernador Fortuño comenzó a tratar de implementar cambios, desgraciadamente ni los supo vender, ni los logró, dejándole a García Padilla un enjambre fiscal y económico igual o peor de lo que él había encontrado en 2008. Fue tan poco ducho en ‘vender’ esa  filosofía de cambio, que perdió las elecciones del 2012.

Al entrar Garcia Padilla, que ni esperaba ganar, ni sabía lo que tenía; siguió con su retórica de campaña electoral populista; sin querer, ni saber lo que eso significaba.  Así asustó a los analistas, desafió a los árbitros  (rating agencies) y maltrechó su credibilidad futura. Ese maltrecho mancha muchas de las buenas cosas que subsecuentemente tuvo que hacer, llevando a Puerto Rico a esta encrucijada malsana actual, que invita al cambio de status como solución.

Una economía de crecimiento estable es la base de la prosperidad.  Es esa prosperidad la que engendra la felicidad y permite la espiritualidad de los individuos y por ende de los pueblos.  Es esa estabilidad económica que permite a las familias auto-arrimarse, admirarse y mantenerse; también es lo que permite que las artes y la cultura florezcan y que se promueva la paz y confianza interna  personal que permite a los individuos aprovechar sus vidas  y oportunidades libremente, dentro de su propio ente, sin afectar ni los espacios, ni la dignidad de los demás, logrando así el progreso nacional.

Afortunadamente, no es tarde. Puerto Rico tiene todo lo necesario para lograr ese ambiente conductor a la prosperidad, lo que falta es un liderato comprometido al cambio y que lo sepa vender. Hasta ahora, solo hemos visto algo parecido en los reclamos del Senador Eduardo Bhatia en cuanto a Energía Eléctrica y más recientemente en Educación.  Esos esfuerzos que aunque solamente en palabras, podrían abrir la puerta a cambios que tanto faltan por hacer.  Y, lo primero es, bien venderle al pueblo la necesidad y el trámite del proceso, (quizás temporeramente penoso), de dicho cambio.  Luego será el valorizar nuestros propios recursos con empeño, creatividad y sin miedo al rechazo pasajero que los  cambios engendran.

Sin duda lo tenemos todo:

1. Nexo con EEUU, cuya sombra económica y ciudadanía nos puede cobijar.
2. Gente de buena educación que es comparativamente  útil.
3. Gente  capacitada en muchos niveles para aprender y hacer.
4. Gente capacitada en varias disciplinas.
5. Experiencia en industria comercio a nivel mundial.
6. El mejor clima del mundo.
7. Entorno tropical bellísimo y atractivo
8. Recursos naturales de minería (nickel, plata, manganeso y el sexto depósito más cuantioso  de cobre en el mundo).
9. Comunicaciones y transportación ‘world class’.
10. Acceso fácil a los mercados de capital.
11. Universidades buenas.
12. Ingenieros de primera clase.
14. Conciencia ambiental razonable.
15. Democracia de estabilidad política.
16. Sistema judicial de poca corrupción.
17. Relativa transparencia gubernamental.

Mientras tanto, seguiremos esperando el agente catalítico de cambio, agente que bien podrá ser la penuria del 2015, que nos obligue a enfrentar nuestra realidad, ajustar nuestras deudas y reestructurar nuestra agencias, domar la burocracia y achicar el gobierno.  Entonces lloverán las inversiones y llegara la  prosperará pacificadora a nuestra gente.

Los pasos pueden ser:

1. Achicar el tamaño y la emplomaría gubernamental por 20% en dos años.
2. Reenfocar a PRIDCO fusionándola con el Banco de Desarrollo y convirtiéndolo en un Fondo de Capital de Riesgo para co-invertir en empresas nuevas  usando sus cuantiosos edificios por valores para intercambiar con empresas de crecimiento.
3. Formar un comité evaluador para en 90 días emitir una recomendación de si se pueden explotar los recursos de minería ambientalmente aceptables y cómo hacerlo.

4. Pagar las deudas fiscales locales (déficits de los Retiros de Maestros y Empleados Públicos) con unos vales a largo plazo que fuesen usables como pago a los comercios locales y eventualmente para pago de impuestos.
5. Reforma contributiva.
6. Semi-privatizar a AEE y AAA, traspasando su patrimonio a acciones comunes que se repartirían a sus usuarios según fórmula.
7. Consolidar 38 municipios para reducirlos a 40.
8. Subirle los sueldos a los maestros nuevos y existentes por 50%, que  pasen un examen de competencia.
9. Consolidar las agencias gubernamentales a 100 en dos años y a 70 en 4.
10. Subir el término de gobernador a 7 años sin reelección y con un método de removerlo luego de 3 años (elegir a vice gobernadores también).
11. Reclutar más personas con conocimientos de mercadear ideas en vez de tantos amantes con regulaciones entorpecedoras. (Menos abogados).

Mientras tanto, soñemos que nuestros dirigentes piensen en esto y en mil otras cosas similares para que se den cuenta de que el cambio es necesario y urgente; pues si seguimos actuando igual, zozobramos.

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