No es un secreto que la economía de Puerto Rico va en decadencia. Así ha estado desde el cierre del Gobierno en el año 2006, y a pesar de experimentar mejoría entre los años 2010 y 2012, desde que la presente administración asumió las riendas del Gobierno, los índices económicos se encuentran en niveles negativos. Ante esa situación, necesitamos reactivar la producción en los distintos sectores de la economía para propiciar la creación de empleos. Sin embargo, existen varios factores que limitan el aumento en la creación o expansión de las industrias y negocios que operan en la Isla. Uno de ellos es el alto costo de la energía eléctrica, un gasto operacional sumamente importante en la mayoría de las empresas.

Nos encontramos ante una situación en la que tomar decisiones desacertadas afectará la capacidad de Puerto Rico de ser más competitivo en el precio de la energía, evitando que los inversionistas existentes o posibles inversionistas lleven sus negocios a otras jurisdicciones. Por esto es que hemos sido críticos de la decisión de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) de detener los proyectos de energía renovable que comenzaron bajo la administración del PNP.

Diversificar las fuentes de energía que nutren la AEE es un paso de avance y necesario ante la inestabilidad del precio del petróleo, combustible utilizado para generar más del 70 % de la energía eléctrica en la Isla. Igual de importante es abrir el mercado a la generación de energía. Es solo con la libre competencia que el consumidor, las empresas y los inversionistas obtendrán precios y servicios de energía competitivos.

Tenemos una corporación pública que por años ha suplido las necesidades de energía de la Isla. Sin embargo, es momento de que la misma se ajuste a los cambios que hemos experimentado. Para ello no es necesario eliminar la corporación. Todo lo contrario, con redirigir sus esfuerzos a la distribución de la energía, mientras el mercado produce el combustible necesario para la misma a un precio competitivo resultaría beneficioso para la AEE y los consumidores.

En fin, lo que necesitamos es un Gobierno con un compromiso verdadero de mejorar la oferta de energía para Puerto Rico. No será hasta entonces que se crearán las condiciones para que los inversionistas miren la Isla como un destino idóneo para hacer negocios. Del mismo modo, los altos costos de energía seguirán azotando a los clientes y empresas de la AEE que no tienen otra alternativa.