HISTORIA DE LA SIEMBRA DE ARROZ EN PUERTO RICO

*****************************

Recuerdo hace unos treinta y pico de años, durante la administración de Carlos Romero Barceló, con una Resolución presentada por Rubén Berríos en el Senado, se empezó  a hablar de sembrar arroz y construir un molino de gran capacidad para procesar el arroz que habría de cultivarse. Yo recordé a un amigo cuyo nombre era Rafael Rodríguez, el me había contado que en su familia eran arroceros en Cuba de mucha capacidad. Preocupado por el hecho de que ya Puerto Rico, que había tenido unas cuarenta centrales de caña, sólo quedaban unas pocas y estaban boqueando económicamente por culpa de las uniones y las reglamentaciones gubernamentales, íbamos a intentar el cultivo de arroz, cultivo casi desconocido en la Isla. Sólo se conocía una siembra que había existido durante la segunda guerra mundial, en el área del Municipio de Yabucoa y si no recuerdo mal, era una especie de arroz de agua salada del mar.

Ni tonto ni perezoso, aunque yo estaba educado como ingeniero civil y sabía muy poco de agricultura, tenía el conocimiento de lo que nos habían enseñado nuestros abuelos, que dicho de paso, mi abuelo materno de nombre Miguel Frau y que cultivaba café en su finca en las montañas de  barrio Bartolo de Lares, insistía diciéndonos a los nietos, que la agricultura de Puerto Rico tenía las tres E, y acto seguido nos decía: empobrece, embrutece y envilece.

En vista de tantas dificultades que la agricultura tenía históricamente en la Isla, llamé  para consultar a Rafael Rodríguez,  que se había mudado para la Florida, debido a que sus cuatro o cinco hermanos y hermanas, habían comprado un molino de arroz viejo  en el estado de Arkansas,  en el continente americano, y le habían pedido que fuera el socio financiero, por su preparación universitaria y su experiencia administrando unas fabricas en Puerto Rico.

Tan pronto le conté lo que se pretendía hacer con el cultivo de arroz en la Isla, me dijo eso es algo que se debe estudiar con más cuidado. Le pedí me preparara un whit paper sobre los pros y contras de la siembra de arroz, cosa que hizo con mucho gusto. Tan pronto lo tuvo listo vino a la isla a presentármelo y así poder demostrárselo al gobernador Romero Barceló.

Pedimos una cita con Fortaleza y nos dirigieron al secretario de agricultura, Heriberto Martínez. Tan pronto le explicamos a que veníamos, nos dijo muy cándidamente, yo no tengo nada que ver con eso, y no estoy de acuerdo con el programa. Nos informó que ese era un proyecto del entonces director del departamento federal de agricultura en Puerto Rico, el señor Fofó Vicente. Tan pronto le informamos a que veníamos, se incorporó de su silla y muy bruscamente  nos insultó y nos expulsó de su oficina.

En vista de la falta de accesibilidad y/o interés, volvimos a solicitar una reunión con el gobernador Carlos Romero. El nos recibió con Friddel Stubbe, entonces ayudante del gobernador.

Se le explicó el whitepaper con lujo de detalle de los pros y los contras.

Lo primero que le informamos fue que en Puerto Rico había once (11) molinos con exención contributiva total y que nunca habían molido un grano de arroz, lo único que hacían era, pulir el grano, le añadían talco y le añadían las capsulas de vitaminas, que consistía de once cápsulas del tamaño de los propios granos de arroz y lo envasaban en bolsas de dos y/o tres libras. Le recomendamos que no hiciera la inversión de la planta o molino que le iba a costar a Puerto Rico más de cincuenta (50) millones y le costó. Si iban a sembrar el arroz que negociara con los molinos que no molían, que molieran el arroz cosechado en alguno de estos molinos y así probar que era económicamente factible ese cultivo. Habíamos conseguido copia del documento de exención de todos ellos y los incluimos con el whitepaper.

La siembra de arroz era de unas diez mil cuerdas en la isla, el costo de nivelar y preparar la tierra para sembrar  iba a costar unos cuarenta (40) millones; creo que costó unos sesenta (60) millones de dólares. Le advertimos que debido a la cercanía del mar de los llanos de la isla, que se iban a utilizar, que era muy alta la posibilidad de que al bombear las aguas de los acuíferos costeros, estos se iban a salinizar. Le  explicamos con lujo de detalle que si se pudiera sembrar a todo Puerto Rico de arroz, el producto se molería en un mes, con el molino que se estaba proyectando, y que quedarían once meses sin moler, que había que planear importar arroz de afuera. Le explicamos que el proceso de moler el arroz, producía dos subproductos, la moña, que se usa para hacer cerveza, y la cubierta amarilla que cubre todo el grano y que es proteína pura, se usa para alimento de ganado. Le explicamos que cuando a un área de la siembra de arroz le da un virus que se llama “mota blanca” le daría a toda la siembra en toda la isla y que no se puede aislar, y se perdería toda la cosecha.

Le entregamos el whitepaper, y para no contarte mas, esa reunión ocurrió un viernes y el domingo de ese fin de semana salió en primera plana de El Nuevo Día un titulo con letras muy grandes, “Va el Programa de Arroz”.  Adivina;  todo lo que le dijimos que podía ocurrir, ocurrió. Le llamaban arroz d’aquí, un engaño inmisericorde.

Jussef Galib- Frangie

(Solicitamos sus comentarios sobre este tema, favor incluirlos abajo)

****************************

Si no recuerdo mal creo que el experimento costo más de doscientos (250)millones de dólares.  No sé si todavía existen los once molinos con exención total en Puerto Rico y que nunca molieron un grano de arroz.

En coma… el arroz boricua