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Una vez más el recinto de Rio Piedras de la Universidad de Puerto Rico es escenario de la intolerancia y la falta de respeto para todo aquel que difiera de las ideas de un grupete de aprendices de tiranos de las juventud socialista que allí campean por su respeto tratando de intimidar y acallar ideas contrarias a sus ideas minoritarias. El comportamiento de violencia verbal e insultos exhibido contra el Presidente de la Cámara de Representantes Jaime Perelló es una falta de respeto que no tiene cabida en una universidad que pretende ser lugar para exponer y discutir las diversas ideas y opiniones en un ambiente de respeto y consideración. Esto independientemente de que se esté o no de acuerdo con lo que se expone. El señor Perelló tiene todo el derecho de asistir a cualquier actividad en cualquiera de los recintos sin que se le insulte provoque y ofenda.

No se hicieron esperar las palabras del Presidente Urayoan Emeterio Walker censurando la intolerancia, los insultos y el comportamiento anti universitario de los estudiantes. Era menester que así lo hiciera, pero llama la atención que nunca escuchamos de él esa misma censura ante los actos de desorden, destrucción de propiedad, violencia y agresiones que se suscitaron durante la pasada huelga universitaria del 2010, particularmente cuando agredieron a miembros de la guardia Universitaria y a la Rectora Ana Guadalupe. Para tener credibilidad hay que ser consistente, señor presidente.

Los mismos estudiantes socialistas, revoltosos de siempre, ahora agrupados en el Frente Estudiantil por una Educación Pública Accesible y de Calidad (Feepac) están enardecidos porque consideran que irremediablemente habrá un aumento en el costo de matrícula. Esta sería una de varias medidas que se anticipa tendrán que implantarse para confrontar la crisis fiscal que se augura. Estamos hablando de la necesidad de llevar a cabo reducciones por alrededor de $150 millones lo que amenaza con asestarle otro duro golpe a la institución. Esta crisis fiscal ha sido en gran medida provocada por las disparatadas medidas implantadas por la presente administración del gobierno que eliminó la cuota de estabilización de $800 anuales por estudiante, eliminó los fondos de la beca aprobados por el Senado de Puerto Rico presidido por Rivera Schatz, y dejó en suspenso el aumento automático al costo de matrícula para los estudiantes de nuevo ingreso y que todas ellas fueron responsables por la degradación a nivel de chatarra del crédito de la Universidad. Esta degradación hará muy difícil implantar un necesario programa de mejoras permanentes.

Estos ahora son Jefes en el Gobierno de AGP/PPD

Luego de unas confusas decisiones tomadas en la reunión de la Junta de Gobierno del pasado lunes, a los estudiantes no les cabe dudas de que el aumento en la matricula será una realidad. Al día siguiente se publicó un artículo donde CAFI hace una serie de recomendaciones preliminares, entre ellas que el costo de la matricula sea uno basado en el ingreso familiar del estudiante. El mismo día el Presidente declaró tajantemente que no habrá aumento de matrícula porque no es necesario. Habrá que ver en última instancia lo que la Junta de Gobierno decida pero a tono con lo difuso y contradictorio del panorama la realidad es que otra vez soplan vientos de huelga en la Universidad.

La magnitud de la crisis que confronta la institución es una gran oportunidad para que se lleve a cabo una verdadera reforma universitaria que transforme a la UPR en una universidad de investigación dentro del modelo administrativo de las universidades Norteamericanas progresistas del siglo 21. Estas responden a las necesidades del Estado por medio de juntas de gobierno que representan esos intereses. Pero esta crisis se presta también para que la izquierda socialista, revolucionaria Chavista que siempre ha dominado el activismo institucional y hoy domina la cúpula administrativa universitaria, se apreste a adelantar el modelo de universidad que siempre han promovido: la universidad del cogobierno al estilo de las universidades nacionales latinoamericanas retrogradas, de principios del siglo pasado. Estas se caracterizan por ser regenteadas por los estudiantes y profesores, con matricula “gratis”, “inclusivas”, “democráticas” y por un gran activismo político revolucionario. La UPR así “reformada” sería la punta de lanza de estos grupos revolucionarios para adelantar su agenda ideológica de implantar la república socialista Chavista en Puerto Rico.

Mover la Universidad en esa dirección sería un grave error, un retroceso, un atentado en contra la democracia, y el desarrollo político, económico y social del país. Eso no se puede permitir.

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