Diversos factores inciden sobre los procesos de admisión de estados. Además de la dinámica congresional y la organización y unidad a nivel local a favor de los esfuerzos, acciones de Presidentes de Estados Unidos han adelantado o atrasado los mismos. Aunque la Constitución Federal asigna al Congreso la facultad de regular los procesos de admisión, esto no ha sido impedimento para que presidentes intervinieran directa y activamente para adelantar la admisión de estados. Por ejemplo, el presidente Truman impulsó la admisión de Alaska y Hawaii como estados ante el Congreso, mientras que su sucesor, el presidente Eisenhower, favoreció la de Hawaii y tenía reservas con Alaska entendiendo que sería un estado demócrata.
De otra parte, los procesos de admisión de Nebraska, Colorado y Arizona se atrasaron luego que el presidente de turno vetara las medidas legislativas aprobadas para su admisión. En el caso de Nebraska, el veto a su ley de admisión se debió a una disputa política entre el Presidente Andrew Johnson y el Congreso cuando se discutía el posible residenciamiento de Johnson. En respuesta a esta acción, el Congreso revirtió el veto del Presidente y aprobó la admisión formal de Nebraska como nuevo Estado de la Unión.
En cuanto Colorado, nuevamente disputas entre el Congreso y el presidente Johnson provocaron que este vetara dos leyes de admisión. Cabe señalar que un primer proceso de admisión se había encaminado en el Congreso, pero disputas políticas a nivel local en Colorado hicieron que no prosperara. Años más tarde, tras aprobarse por cuarta vez en el Congreso legislación de admisión que contó con el aval de un nuevo presidente, finalmente Colorado fue admitido formalmente como Estado.
Por otro lado, Arizona presenta un caso particular, que permite ver además el alcance de las condiciones, concesiones y propuestas negociadas como parte de un proceso de admisión y que deben ser presentadas a los electores para su ratificación. En este caso, el presidente vetó la resolución conjunta de admisión del territorio aprobada por el Congreso, por este estar en desacuerdo con una disposición incluida por el gobierno territorial en lo que sería la constitución estatal de Arizona. En respuesta a esta situación, se enmendó localmente dicha constitución y finalmente el presidente avaló la medida que permitió la admisión del Estado.
Es pertinente resaltar, que meses después de que Arizona se convirtió en Estado formalmente, éste a iniciativa propia celebró un referéndum local para enmendar e incorporar en su constitución estatal la disposición que el presidente había pedido eliminar como una de las condiciones para el aval de su ley de admisión. Esto se realizó conforme la soberanía de los Estados reconocida por la Enmienda X de la Constitución de Estados Unidos, que también le ha permitido a otros estados adoptar medidas y realizar acciones sobre sus asuntos internos luego de su admisión.
En fin, diferentes factores pueden incidir sobre el avance o retraso de un proyecto de admisión en el Congreso. Así lo evidencia la experiencia de pasados procesos de admisión cuya duración y progreso estuvo sujeto a múltiples situaciones. Ahora bien, es importante tener presente que a pesar de las dilaciones e interrogantes levantadas en muchos de los procesos de admisión, el Congreso nunca ha rechazado una petición de estadidad de parte de sus territorios que finalmente se convirtieron en estados. Lo determinante para la culminación satisfactoria de dichos procesos fue la firmeza, voluntad y unidad de propósito de sus propulsores en todo momento, para adelantar sus causas y sobrellevar obstáculos inherentes a estos esfuerzos.
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