AEE: ahora es que es – Por Luis Guardiola

AEE: ahora es que es

Luis Guardiola

El momento de la verdad llegó. Hay un diagnóstico con el que coinciden hasta los directivos de la AEE: la corporación pública y el monopolio más grande del país no aguanta más. Endeudada más allá de sus posibilidades; con serios problemas de flujo de caja provocados, entre otros factores, por sus propios deudores; una ineptitud administrativa, empantanada en burocracia y corrupción, y seriamente incapacitada por una política institucional arcaica y acomodada a intereses partidistas. En fin, un cuadro tan patético que la desnacionalización luce como un espejismo en el desierto.

Las similitudes entre la corporación venida a menos y el país camino a la debacle total son aplastantes. Fiscal y económicamente es un callejón sin una salida a corto plazo según los expertos en el tema. “Ni a corto ni a largo”, dicen otros. La ineptitud en la administración de la cosa pública, ya por ignorancia o por puro diseño malsano, carcome el aparato gubernamental como una de esas superbacterias resistentes a cualquier antibiótico. Los bandos azules y rojos se turnan en busca de la menor oportunidad de vengar derrotas pasadas y ejercer el poder con saña luego de la victoria.

La AEE es un espejo. Y es una oportunidad. La responsabilidad la tienen quienes la dirigen y quienes la componen. Hay de todos los colores y de todas las capacidades. Los hay fajones al punto de la compulsividad y los hay laxos y pusilánimes como caracoles de tierra. Y los del medio, que son los más. Los hay ciegos al bien que puede hacer el otro y con vista nuclear para los errores que todos cometemos. Los hay capaces de crear alianzas más allá de la miopía del interés propio o del partido y los hay que no pueden ni mirar a la cara al adversario. Los hay esperanzados y los hay derrotados al punto de la vergüenza.

Con o sin los rigores de una llamada reforma energética llego el momento de la encrucijada. O se levantan, y con ellos todos nosotros, o perecen sin remedio como corporación pública modelo de eficiencia y transparencia gerencial. O se unen para instaurar una cultura dirigida a resultados o se los tragará el destino manifiesto del interés privado que genera electricidad más barata y la vende con buena ganancia. O hacen causa común para salvar la corporación que les dio años de cómodos salarios y beneficios o tendrán unos que recurrir al paracaídas del retiro a destiempo mientras los otros se quedan mirando hacia una jubilación de inseguridad y pobreza. Igual que el país.

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