Hora y tiempo de abolir la colonia – Por Antonio Quiñones Calderón

{La división real en el Plebiscito/Referéndum ordenado por Casa Blanca y el Congreso será o Pro o Anti USA.}

Hora y tiempo de abolir la colonia

Antonio Quiñones Calderón

No se llame nadie a engaño: no hay partido político alguno que pueda resolver la grave crisis fiscal y económica del territorio de Puerto Rico –con sus severas consecuencias sobre toda la vida de sus ciudadanos– mientras continúe vigente el presente modelo colonial de desarrollo que ha estado en función aquí desde la Ley Jones que, a partir de 1952, rige bajo el nombre de “estado libre asociado”. (El “estatus político del ELA” es una ficción, ya que el proceso político de 1951-52 no fue de estatus, sino de la aprobación de una constitución de estricto orden interno que en manera alguna cambió las relaciones políticas del territorio desde el Tratado de París y la Ley Jones de 1917. Pero eso lo veremos más tarde).

Lo que tenemos que ver ahora es que –al contrario de algunas voces que se dicen anticolonialistas, pero temerosos de que cuenten sus votos en un plebiscito prefieren seguir hablando del problema sin ayudar a resolverlo–, el actual estatus territorial es la causa directa de la crisis fiscal del Gobierno, del estancamiento de la economía del territorio y de la ausencia de franquicia electoral y poderes políticos de 3.7 millones de ciudadanos estadounidenses residentes en el territorio no incorporado de Puerto Rico.

Desde esa perspectiva, es interesante escuchar a quienes sostienen que el actual “no es el momento” de atender el problema colonial de la isla, como si hubiera un tiempo específico para luchar por la dignidad, el bienestar y el mejor porvenir de un pueblo. Son los mismos que cuando las cosas aparentan estar bien, preguntan, ¿por qué hay que atender el problema del estatus si todo está bien? Y cuando la situación está en el hoyo en que está ahora, preguntan, ¿por qué hay que dedicar tiempo  a atender el problema del estatus cuando las cosas están tan mal?

Son quienes condenan la colonia, pero prefieren ayudar a mantenerla si ésta ha de ser sustituida por una fórmula descolonizadora –estadidad, independencia o libre asociación– que no sea la suya. Son los cómplices de la colonia.

¿Hay un momento específico, con fecha y hora, para salir por los fueros de la dignidad de los pueblos y de los hombres?

Hay también quienes manifiestan otra objeción al proyectado plebiscito: su escepticismo de que, como en las anteriores cuatro consultas, el resultado sea el mismo de aquéllas: que, como ha pasado desde la primera en 1967, el pueblo vote y todo siga igual en la penumbra de la colonia, como estábamos en 1898, en 1917, en 1952 y como estamos ahora.

Ese escepticismo radica en los ejemplos de falta de respeto institucional a la voluntad de la mayoría. Como ocurrió en el más reciente plebiscito en el que el pueblo le retiró su respaldo a la colonia por consentimiento, es decir a la situación política territorial actual, pero el nuevo gobierno que llegó a La Fortaleza por un  rato, desacató la voluntad del pueblo y el partido que vio triunfar su fórmula política no ha sabido hacer valer su triunfo.

Comparto ese escepticismo, pero por una razón puntual: por el empeño (que con su mayoría legislativa los líderes colonialistas pueden hacer valer) de incluir entre las opciones del eventual plebiscito el llamado “estatus político del ELA”, actual o en cualquiera de sus añejas versiones: “mejorado”, “perfeccionado” o “culminado”.

Es decir, el empeño de combatir la enfermedad colonial con una receta colonial.

Como lo han establecido la Casa Blanca y el Congreso desde la presidencia de Bill Clinton para acá, el actual ELA –lo mismo que el “mejorado”, “perfeccionado” o “culminado”– es o será un ELA territorial, es decir, colonial y no permanente. De manera que el “estatus político del ELA” no puede ser tolerado como opción en el eventual plebiscito.

Por qué coloco entre comillas lo del “estatus político del ELA” lo explicaré después. Y también lo del mito del “estatus político” de 1952.