Defendiendo la Memoria de doña Pilar Barbosa

Defendiendo la Memoria de doña Pilar Barbosa

Usualmente no escribo sobre asuntos politicos ya que todo el mundo conoce mi afiliación al PNP, del cual soy fundador y mi dedicación de muchos años a la causa de la estadidad.

Hoy leí la noticia de que se ha aprobado legislación para cambiar el nombre del Archivo Histórico de Puerto Rico de Pilar Barbosa a Ricardo Alegría. Ambos fueron personas que contribuyeron a lo largo de sus vidas a enriquecer a Puerto Rico. Ambos son dignos de admiración y respeto, no importa la ideología que uno sustente. Ojala mas estadistas, estadolibristas e independentistas fueran como Ricardo Alegría y Pilar Barbosa, Puerto Rico seria un país muchísimo mejor.

Ricardo Alegría no necesita que uno escriba sobre sus grandes aportaciones a Puerto Rico y muy especialmente a la ciudad de San Juan. Lo conocí y aprecie mucho en su vida. Aunque directamente no éramos familia, su esposa Mela Pons, era prima hermana de mi madre Elda Malatrasi Pons. Su sobrina Vicky Alegría fue compañera de estudios y estuvo casada con mi primo, Ciro Malatrasi, quienes tuvieron 4 hijos que llevan los apellidos, Malatrasi Alegría.

Siempre recuerdo con gran afecto las muchas veces que visite con amigos y visitantes a Puerto Rico, el Centro de Estudios del Caribe y Ricardo nos atendía y nos ofrecía ‘tours» inolvidables de las facilidades, resaltando la bellísima biblioteca y la capilla donde ponía música religiosa de  fondo. Era un caballero en todo sentido de la palabra.  Entre otras cosas siempre lo recordare por su elegancia y sus impecables guayaberas blancas.   Cuando me case fui a vivir a la Caleta de la Monjas, frente a la “Rogativa” de Lindsay Dean y la belleza del lugar se debe en gran parte a Ricardo Alegría y su obra de conservación del Viejo San Juan.  Gracias Ricardo por tan buenos recuerdos de poder compartir y disfrutar de tus conocimientos y dedicación a una obra tan noble.

Pilar Barbosa fue mi maestra en la Universidad de Puerto Rico y una gran amiga a través de los años. Como olvidar el “salon” en su residencia de Trujillo Alto los sábados de 11 am a  4pm. Doña Pilar, su esposo y su hermana, Doña Lucía, recibían estudiantes, poetas, escritores, músicos, politicos y todo el que quisiera asistir en su “salon” tipo francés del siglo XIX para conversar y disfrutar de un buen asopao. Todos eran bienvenidos y preferiblemente que fueran de diferentes ideologías, no solo sobre status. Decía que si todos los asistentes pensara igual seria muy aburrido. Durante la presidencia de Ronald Reagan se otorgaron unas medallas para reconocer unos cinco educadores que hubieran contribuido de forma excepcional a la educación. Tuve la idea y privilegio de nominar a Doña Pilar y cuando en Casa Blanca vieron sus logros fue una de las escogidas. Mujer de la raza negra, educadora, luchadora y autora prolífica le ganaron el honor de recibir la medalla presidencial.

Creo que tanto Pilar Barbosa  como Ricardo Alegria se merecen todos los honores que se les puedan rendir, ambos son ejemplo de lo que es ser un patriota de verdad. La grandeza de ellos no fue la de agitar la bandera americana o la puertorriqueña ni gritar consignas, sino contribuir a su manera a hacer un mejor país.

Me entristece la actitud de la legislatura de Puerto Rico de tener que quitar el nombre de Pilar Barbosa para suplantarlo con el de Ricardo Alegria en el Archivo Historico. Hay muchas otras formas de honrar a Ricardo Alegria sin menoscabar el nombre y logros de Doña Pilar.

Nuestra legislatura es una vergüenza. Con tantos problemas que tiene Puerto Rico de crimen, económicos, corrupción, maltrato de mujeres y niños, el deterioro urbanos de San Juan, el éxodo de talento hacia el continente, las drogas, la falta de respeto a las leyes, la evasion contributiva, la pobre educación en las escuelas publicas etc.

Antonio Monroig Malatrasi

Antes escribí sobre la gran mezquindad que tal acción denota, Recuerdo las veces que doña Plilar  nos regalaba sus anécdotas, sus contextos históricos, sus comentarios y la intrahistoria. Y a veces recurrió a a «Mimi» (su hermana mayor Lucía). 

Contaba las peripecias de sus años en la a academia, en la UPR, su relación con Muñoz y con Benítez. Era una mujer prodigiosa en su intelecto, en su creatividad, en su valentía. Su obra literaria habla por sí sola.

Luego recuerdo buscarla en su casa para llevarla cada día de Barbosa a Bayamón y al cementerio

¿! Cuán mezquino y cobarde se puede ser?!

También me viene a  la memoria cómo la Administración de los Tribunales y la  Autoridad de Edificios Públicos de negaron a poner el nombre de don Santos Amadeo al Centro Judicial. Un campeón de los derechos civiles que defendía nacionalostas de la ley de la moraza mientras Colón Martínez y Muñoz Marín los metían presos. Don santos fue reconocido  internacionalmente e incluso fue protagonista de la Ley de Derechos Civiles Federales de 1964.

Pero era estadista.