El enorme elefante en la sala – Por Jaime Benson

El enorme elefante en la sala

El único propósito de insistir en dichas mejoras inconstitucionales al ELA territorial, es como muy bien ha señalado el influyente congresista demócrata de Oregon
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EL VOCERO / Archivo
Por Jaime Benson

El tardío reconocimiento  de la quiebra económica de Puerto Rico,  del inminente incumplimiento de pagos de la deuda de gobierno (incluyendo la de algunas corporaciones públicas), por  un influyente y poderoso sector mediático, no ha implicado el reconocer  que las propuestas para salir de la profunda crisis económica, fiscal y crediticia en que nos encontramos que no contemplen la solución final y definitiva de nuestra condición territorial- colonial, son meros parchos momentáneos para reducir la sangría, en lugar de un torniquete para pararla y salvar al paciente. Se trata del enorme elefante en la sala que todos ven y pocos (entre la clase política) quieren reconocer su existencia.

Lo cierto es que podemos aliviar por el momento y posponer temporeramente las peores consecuencias de una situación de quiebra e incumplimiento de pagos con paliativos inmediatos como: comenzar un dialogo con los acreedores para la restructuración de la deuda pública,  reducir el tamaño del gobierno, con la consiguiente reducción  y control de los gastos gubernamentales (incluyendo la nómina), eliminación de la mayoría de los 67 nuevos impuestos legislados en los pasados 25 meses, sustituir la propuesta de continuar legislando nuevos impuestos que gravan a toda la población y que afectaría las ventas, ingresos y empleo de la mayoría de las empresas como el IVA propuesto, por un impuesto selectivo, o un IVA a los artículos y servicios de lujo y/o un impuesto de 10% a las ganancias de las farmacéuticas y las empresas de equipos e instrumentos médicos, entre otros.

Remedios urgentes e impostergables en el momento que podrían servir como transición adecuada  hacia la Estadidad o hacia la independencia. Pero serían remedios temporeros que no resolverían el mal de fondo: la incapacidad de crecimiento de nuestra economía dado su anacrónico, desgastado e inservible marco jurídico político territorial–colonial. Después  de 507 años de colonialismo, nos llegó el momento de resolver de una vez y por todas la situación de desigualdad política, falta de poderes y continua incertidumbre que siempre nos ha mantenido rezagados económica y políticamente y que hoy nos ahoga y amenaza con nuestra total ruina.

 

Así lo reconocen la administración del presidente Barack Obama en el último informe del Grupo de Trabajo de Casa Blanca Sobre el Estatus Político de Puerto Rico de marzo de 2011,  la General Accounting Office o GAO (brazo independiente investigativo del Congreso) en su último informe  sobre los Efectos que tendría  la Estadidad para Puerto Rico sobre el fisco federal de marzo de 2014 y el exgobernador Rafael Hernández Colón en entrevista concedida a El Vocero el pasado 19 de enero.  Sin embargo, insistir en propulsar reformas y mejoras a nuestra relación territorial-colonial con los Estados Unidos como propone Rafael Hernández Colón y el grupo político que encabeza dentro del PPD, es no haber aprendido la experiencia de los pasados 63 años en que todos los intentos de lograrlo han fracasado por no ser viables dentro del marco constitucional  federal. El único propósito de insistir en dichas mejoras inconstitucionales al ELA territorial, es como muy bien ha señalado el influyente congresista demócrata de Oregon,  Ron Wyden,   socavar el debate y la solución de nuestro problema colonial. Alargar indefinidamente la solución de nuestro status político implica magnificar y profundizar nuestra ruina económica, política y moral.

Es por ello, que es encomiable la gesta oportuna, histórica y patriótica de nuestro Comisionado Residente, Pedro Pierluisi, de radicar en la Cámara de Representantes federal su proyecto 727,  de admisión  de Puerto Rico como el 51 estado de la Unión americana, inspirado en los proyectos de admisión de Hawaii y Alaska. De ser aprobado por el presente o el próximo  Congreso, nos pondría en ruta a convertirnos en el 51 estado en enero de 1921. La mayor visibilidad,  certeza, seguridad y estabilidad de ser admitidos, desatarían un flujo sin precedentes de inversión privada directa propiciando una bonanza económica y creJaime Bensonando las condiciones para superar permanentemente nuestra actual quiebra e invia

 

   Catedrático de Economía de la UPR

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