Es quizás el reclamo que más a menudo escuchamos. “Tenemos que unirnos como Pueblo”. “Si tan sólo dejáramos a un lado nuestras diferencias y nos uniéramos como Pueblo”. “Sólo si nos unimos como Pueblo, podemos echar adelante”.
Suena bonito. Pero, ¿de qué vale, si cuando nos unimos como Pueblo no nos hacen caso?
El rechazo del Pueblo puertorriqueño a la propuesta “transformación” del sistema contributivo y, más específicamente, a su pieza central, el Impuesto al Valor Añadido (IVA) de 16%, ha sido unánime y está más que evidenciado.
Una tras otra han desfilado, ante las comisiones de Hacienda de Cámara y Senado que están evaluando la medida, prácticamente todas las asociaciones del tercer sector, gremios profesionales, partidos políticos, grupos sindicales, asociaciones empresariales, cooperativas, en fin, una amplísima representación de prácticamente todos los sectores en Puerto Rico.
Afuera de las paredes de mármol del Capitolio, un Pueblo ha marchado, se ha concentrado, ha protestado, en fin, se ha manifestado de todas las maneras que le provee su derecho constitucional a la libre expresión y ha dicho que está unánime opuesto al proyecto del IVA.
Excepto por los portavoces de la administración y los consultores externos bajo contrato, no hemos escuchado una sola voz a favor de una medida que, a juicio de la inmensa mayoría de los expertos que se han expresado sobre ella, va a ser devastadora para nuestra economía y abusiva con nuestra gente.
Estamos unidos como Pueblo en contra de este proyecto. Y en Puerto Rico, eso no se da todos los días. La pregunta es si a la presente administración le vale algo esa unidad de Pueblo.
Con ese trasfondo, todavía estamos tratando de entender el “mensaje” del Gobernador transmitido por televisión el lunes en la tarde. Más allá de todas las otras críticas que se pueden y deben hacer sobre el mismo—incluyendo el cínico despilfarro de más de un cuarto de millón de dólares para “venderle” al Pueblo un esquema para meterle la mano en el bolsillo para solventar la crisis fiscal por la que atraviesa el gobierno—lo que resulta más inconcebible es que en su “mensaje” el gobernador se haya desentendido completamente de la expresión virtualmente unánime de un Pueblo opuesto a la medida e incluso del llamado de su propio liderato legislativo en contra del proyecto tal cual sometido por la administración.
Es cierto que un Gobernador viene llamado a ejercer liderato. Pero ese ejercicio tiene varias dimensiones. El líder tiene que tener una visión y la voluntad para implantarla, sí. Pero el líder tiene también que comunicar esa visión efectivamente, recabar y obtener con sensibilidad el apoyo del Pueblo en favor de su proyecto, y ejecutar su visión y su proyecto con capacidad y eficiencia.
Un verdadero líder logra aglutinar al Pueblo en apoyo a su visión y a su proyecto.
El que meramente impone su voluntad en contra de la voluntad del Pueblo tiene otro nombre.
Editorial, EL VOCERO
https://petitions.whitehouse.gov/petition/take-out-alejandro-garc%C3%ADa-padilla-governorship-puerto-rico-now/B0jgB8Sv
Oportunidad dorada
El gobernador García Padilla tiene una oportunidad dorada esta tarde de salirse del atolladero 0en el que lo ha metido su destemplada propuesta del ajotarle al Pueblo un nuevo Impuesto al Valor Añadido (IVA) de 16%.
La clave se la dieron el presidente del Partido Nuevo Progresista (PNP) y Comisionado Residente Pedro Pierluisi y los presidentes de las comisiones de Hacienda de Senado y Cámara, José Nadal Power y Rafael “Tatito” Hernández Montañez, respectivamente.
En un mensaje televisado de media hora esta tarde, cuyo contenido no se ha revelado, se espera que el gobernador haga el intento de defender su proyecto de “transformación” del sistema contributivo, cuya pieza angular es el referido IVA que ha logrado galvanizar una oposición prácticamente unánime de todos los sectores. No se descarta, sin embargo, que García Padilla anuncie algún cambio a su propuesta para tratar de aplacar el contundente rechazo de un Pueblo que no cesa de manifestarse en la calle—como lo hizo nuevamente ayer en una multitudinaria concentración convocada por la Fundación Sentido Común—y de una delegación de mayoría en la Legislatura que sabe que el que le vote a favor al suicida proyecto se juega su reelección.
El pasado viernes, en vista pública de la comisión de Hacienda, Finanzas Públicas y Presupuesto del Senado, Pierluisi emplazó a la administración y a Legislatura a que dejen de lado la consideración del proyecto de transformación del sistema contributivo, descarten la implantación del IVA, y se concentren primero en preparar el presupuesto de gastos que empezará a regir a partir del 1ro de julio.
“Lo primero que tienen que hacer la administración y esta Legislatura es el ejercicio de ajustar los gastos del gobierno antes de tomar cualquier determinación en cuanto a los recaudos. Esto es puro sentido común. Primero tienes que saber cuál va a ser tu nivel de gastos antes de determinar cuánto dinero te hace falta para sufragarlos. Y ese nivel de gasto debe estar limitado a lo que nuestro Pueblo y nuestro sector productivo pueden pagar. Y nuestro Pueblo y nuestro sector productivo no pueden pagar ni un impuesto más”, dijo Pierluisi.
Estamos de acuerdo con el Comisionado Residente y, aparentemente, también lo están Nadal Power y Hernández Montañez.
A pesar de un fuerte careo con el Comisionado Residente durante la vista, Nadal Power, pareció darle la razón más tarde cuando declaró posteriormente a la prensa que “nos mantenemos en la posición de que esta reforma tiene que venir acompañada de recortes de forma que no exista tanta presión sobre los recaudos. Sigue siendo una condición nuestra que se realicen recortes palpables”.
Su contraparte en la Cámara, Hernández Montañez, fue más lejos cuando declaró durante el fin de semana “nosotros no vamos a aumentar los recaudos del gobierno por $1,200 millones. Eso ya dejó de ser una aspiración. Lo que vamos a buscar ahora es cómo, de forma balanceada, vamos a cumplir con los retos del próximo año fiscal entre eficiencias de recaudos y recortes presupuestarios. Lo importante es que los nuevos recaudos no sean con impuestos nuevos, sino que se logren con la eficiencia del sistema”. ¡BINGO!
Señor gobernador, eso es lo que tiene que hacer. Si no lo ha hecho aún, revise su mensaje de esta tarde. Escuche y haga suyos los planteamientos que le han ofrecido Pierluisi, Nadal Power y Hernández Montañez.
Demuéstrele al Pueblo que el gobierno tiene la voluntad para ajustarse a la realidad de los recursos que tiene disponibles, como lo han tenido que hacer las familias y los comercios puertorriqueños.
Es un oportunidad dorada para recobrar la credibilidad que la administración parece haber perdido ante un Pueblo que de lo contrario, va a seguir manifestando su total rechazo a que le suban las contribuciones.
Y ahora ¿qué?
El proyecto del IVA no va. Aunque la administración no lo haya retirado todavía, el Pueblo ya lo engavetó. El gobernador y la Legislatura harían bien en escuchar su reclamo.
La coalición de voluntades que hemos visto en los pasados días, y que seguiremos viendo, en unánime rechazo a la propuesta de la administración de imponer un Impuesto sobre el Valor Añadido, o IVA, no tiene precedente en cuanto a una propuesta en materia económica.
La pretendida imposición de 16% a la inmensa mayoría de los bienes y servicios que consumimos y que utiliza el sector productivo para mover la economía y crear empleos galvanizó el sentir ciudadano en contra de un gobierno que perciben como poco transparente y fuera de sintonía con la realidad económica que se vive en la calle.
Hay muchas razones por las cuales el IVA era una mala idea. Las hemos reseñado en El Vocero durante los pasados meses:
- El IVA es considerablemente más complejo de administrar y fiscalizar que el IVU. Si Hacienda tiene dificultades captando el IVU que se cobra solamente en el punto de venta, hubiera tenido mucha mayor dificultad fiscalizando el IVA, que se cobra en varios puntos de la cadena de distribución mediante un complejo sistema de depósitos y créditos;
- Hacienda sencillamente no está preparada para implantar un IVA. Si ni siquiera es capaz de enviar los reintegros de contribución sobre ingresos a tiempo cada año, menos hubiera podido enviar el reembolso por regresividad que supuestamente iban a enviar a las personas de menos recursos;
- En la mayoría de los países en los que se ha impuesto, el IVA resultó en una inmediata contracción económica y la consecuente pérdida de empleos, aumento en el costo de vida, el costo de hacer negocios y el costo de administrar el gobierno;
- En los Estados Unidos, el IVA ha sido tratado y descartado. El hecho de que no sea un modelo contributivo que se usa en el resto de la economía de la que somos parte, presenta unos retos particulares de haberse implementado en Puerto Rico, entre otras.
Pero aparte de todas las razones por las cuales el IVA en sí era una mala idea, la razón principal que ha unido a todo un Pueblo en contra de la propuesta de la administración es que nuestra gente y nuestro sector productivo, especialmente los pequeños y medianos negocios, no aguantan ni un solo impuesto más. Esa es la verdadera razón que los ha motivado a hacerse sentir como lo han hecho.
Y tanto el Ejecutivo como la Legislatura harían bien en entender ese mensaje. Cualquier intento de descartar el IVA por un lado, pero por otro proponer otro impuesto—llámese Impuesto sobre Bienes y Servicios, o IBS, aumento al IVU, o lo que fuere—está destinado a sufrir la misma suerte.
Nuestra Pueblo sencillamente no tiene con qué pagar un solo aumento más, ni un solo impuesto más.
No le va quedar más remedio a la Administración y a la Legislatura que enrollarse las mangas y finalmente meterle mano a lo que por tanto tiempo han postergado: hacer una verdadera revisión presupuestaria para ajustar los gastos a los recaudos que puedan lograrse sin aumentarle ni un centavo las contribuciones al Pueblo.
Esa es la agenda. Y más rápido le metan mano, mejor.
¡Recorten primero!
Antes de subir cualquier impuesto, la legislatura tiene que hacer primero el ejercicio de recortar el presupuesto.
A nadie le gusta que le suban los impuestos. Por eso, a ningún político le gusta subirlos si puede evitarlo.
Uno pensaría que si los políticos están proponiendo subirnos los impuestos es porque de verdad no les queda más remedio. La pregunta es si eso es cierto.
Y la respuesta es que ni ellos lo saben, porque en verdad ni siquiera han hecho el ejercicio de mirar con detenimiento el presupuesto para ver dónde se puede cortar los gastos antes de determinar si tienen que subir los impuestos. Es lo que dicta la lógica.
Estamos en una coyuntura en la cual todo un pueblo se ha volcado en rechazo unánime a un proyecto denominado de “transformación contributiva” el cual, no obstante la propaganda gubernamental para vender sus supuestos alivios contributivos, todo el mundo sabe que se trata de un esquema para aumentar recaudos que la administración dice que necesita para poder sufragar los gastos del gobierno.
Algunos líderes de la oposición, como el comisionado residente Pierluisi, han planteado que en vez de subirle ni un peso más de impuestos a la gente—llámese Impuesto al Valor Añadido (IVA) o Impuesto de Ventas y Uso (IVU) o Impuesto sobre Bienes y Servicios (IBS) o lo que sea—lo que hay que hacer es recortar el presupuesto. Inclusive algunos líderes legislativos de mayoría, como el presidente del Senado Bhatia, aunque no descartan aumentos en impuestos, han hecho un llamado a que primero se recorte el gasto en por lo menos $1,000 millones.
Hiere el sentido común que en medio de toda la discusión que se está dando en vistas públicas no se le preste atención a lo obvio: Primero tienes que recortar el presupuesto antes de determinar cuánto te hace falta para sufragarlo.
Y cuando decimos recortar, queremos decir recortar de verdad. No se trata de ver qué gastos superfluos se pueden eliminar sin que cueste políticamente. Eso lo hace cualquiera. Es más, nos gustaría pensar que esos gastos ya se han cortado. Estamos hablando de cortes de verdad, inclusive la eliminación de iniciativas, programas o agencias que uno preferiría poder mantener si tuviera el dinero. Porque lo cierto es que no tenemos el dinero.
El mejor ejemplo es quizás educación. Nadie cuestiona que es una función prioritaria de nuestro gobierno, para el cual, más que un servicio, es un deber constitucional. Eso no quiere decir que su presupuesto no pueda recortarse. De hecho, no tiene absolutamente ningún sentido que hoy en día tengamos la mitad de la matrícula estudiantil que teníamos hace unos años pero que el presupuesto sea el mismo. No sugerimos que el presupuesto de educación se recorte necesariamente en la misma proporción en la que se ha reducido la matrícula estudiantil. Pero obviamente ahí hay una oportunidad de ahorro de cientos de millones de dólares.
Hay que hacer recortes aunque le cueste políticamente a la administración. No hay de otra.
Y la verdad es que si madura como pinta, más les va a costar políticamente ajotarle a la gente el descomunal aumento en impuestos que están proponiendo para pagar por el presupuesto como está que hacer recortes sensibles aunque dolorosos.
El Pueblo, que lleva años ajustando el presupuesto familiar a la realidad económica que vivimos, entenderá perfectamente.
NO al IVA
El proyecto de “transformación contributiva” y su piedra angular, el Impuesto al Valor Añadido (IVA), no deben aprobarse. He aquí 10 razones.
- El proyecto NO es una reforma contributiva sino un proyecto de aumento en contribuciones. Su propósito NO es aliviar la carga contributiva del Pueblo ni de los negocios, sino aumentar los recaudos en unos $2,500 millones—no $1,000 millones como dicen ahora—para subsanar el déficit presupuestario que el gobierno niega tener.
- El gobierno va a usar mal esos $2,500 millones adicionales en contribuciones. Los va a malgastar en una burocracia gubernamental gigantesca e innecesaria que hace tiempo que dejó de servirle bien a Puerto Rico. Peor aún, va a utilizar el estimado de recaudos del IVA como colateral para coger más dinero prestado en el mercado de bonos y seguir hipotecando nuestro futuro.
- El gobierno “necesita” esos recaudos adicionales como el adicto necesita su cura. No es que la “necesite” sino que no encuentra cómo salir de su vicio y quiere que los contribuyentes se lo paguemos. El gobierno tiene que desintoxicarse, pero no tiene la voluntad de hacerlo. En vez de aumentar las contribuciones, el gobierno tiene que ajustarse la correa, reducir el presupuesto y gastar menos, como lo han tenido que hacer la familia y los negocios puertorriqueños.
- La gente sencillamente no resiste un solo aumento más en contribuciones. Sencillamente NO tienen el dinero para pagarlo.
- Los comercios NO pueden absorber un solo incremento más en el costo de hacer negocios. El resultado va a ser el cierre masivo de pequeños y medianos negocios en todo Puerto Rico.
- El IVA nos enterrará aún más en la depresión económica. Ese es el efecto que tiene aumentar las contribuciones en una economía en contracción. La nuestra—excepto por un breve período en los años 2001 y 12—lleva 9 años en contracción, incluyendo los últimos 26 meses corridos.
- El IVA va aplastar a los pobres. Más allá del cambio de nombre de IVU a IVA, el proyecto representa un aumento de 10% al actual impuesto al consumo de 7% a 17%. Ese aumento de más del doble en el más regresivo de los impuestos, será particularmente abusivo con las personas de menos recursos económicos.
- El IVA será un acertijo, envuelto en misterio dentro de un enigma. Para empezar, van a prohibir que el recibo de compra nos diga cuánto pagamos en IVA. La propuesta de compensar a los pobres por lo que paguen en IVA es otra nébula. El gobernador dijo que se les iba a reembolsar el cien por ciento. El Secretario de Hacienda lo desmintió explicando que él diseñará por reglamento unos estimados de acuerdo a unos perfiles de consumo y eso es lo que supuestamente recibirán los pobres en compensación—no lo que pagaron, sino lo que el gobierno diga que estima que pagaron.
- El gobierno, y Hacienda en particular, no tienen ni remotamente la capacidad para implantar un nuevo sistema contributivo mucho más complejo que el actual. La presente administración ha demostrado una total incapacidad de ejecutar nada de lo que se propone, ni la prometida reforma legislativa, ni la prometida rebaja en el IVU, ni la reforma de los sistemas de retiro…ni siquiera el sistema de fotomultas. Hasta la implantación del cobro del IVU en los muelles bajo el sistema llamado PICO—que nos han vendido como la antesala al IVA—ha sido un total desastre que todavía no funciona.
- Debido a su incapacidad de implantarlo, el IVA NO va a generar los recaudos que el gobierno espera. Por eso será el peor de dos mundos, porque será devastador para el consumidor, los negocios y la economía, y no va a resolver el problema de recaudos que el gobierno dice que tiene.
Por si estas 10 razones no fueran suficiente, he aquí la ñapa: el IVA NO debe aprobarse porque es malo para la gente y la gente NO lo quiere.
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