En las últimas semanas ha cobrado fuerza el uso del término “cierre”, ello en obvia referencia a los graves problemas fiscales y económicos que enfrenta el gobierno de Puerto Rico ante el caos que ha provocado el errático proceder del gobernador Alejandro García Padilla y sus líderes de Cámara y Senado.
Hemos sido testigos de cómo se culpa a las administraciones pasadas de “todo” lo que acontece hoy. Tal parece que todo gobernante previo a García Padilla es responsable de esta debacle y él, es sencillamente una víctima de las circunstancias, que inclusive ha tenido que lidiar con sus líderes legislativos, sus propios alcaldes y todos los sectores de la población como lo son los comerciantes, industriales, sindicatos, agricultores, ganadores, estudiantes, jubilados, empleados públicos, etc. Si toda esa gente no quiere hacer el sacrificio según el gobernador García Padilla, para “salvar” a Puerto Rico.
El gobierno de García Padilla a lo único que se ha dedicado es precisamente a “cerrar”. Veamos. En el año 2013, cerró las escuelas nocturnas privando así a los jóvenes de completar sus estudios durante ese, su primer año de gobernador. Les cerró las oportunidades a los niños y niñas de educación especial cuando despidió cerca de 1,300 facilitadores que el PNP contrató para atender a estos niños adecuadamente. Alejandro cerró las escuelas a los guardias escolares, cerca de 2,800 que despidió dejando los recintos escolares desprovistos de seguridad. Le “cerró” las escuelas a los transportistas escolares cuando modificaron la contratación para ayudar a los “amigos de las pava”. Les cerró a los maestros el salón de clases cuando los forzó a jubilarse para no caer en la miseria al reducirle la pensión en más de un 60%. Por último, en el área de educación les cerró 82 escuelas a las familias puertorriqueñas. Todos esos cierres no se relacionaban en lo absoluto con el problema que él provocó con su “me vale” y la actitud hostil que muestra cuando se le sugieren alternativas.
Este gobierno cerró las puertas al diálogo con los bonitas, los sindicatos, la iglesia, la academia, las organizaciones de profesionales y a todo el mundo. Ahora esa actitud ha creado un escenario muy difícil de manejar. Con sus alcaldes y legisladores en contra, el crédito chatarra, la ausencia de liderato y sentido de dirección quiere desquitarse reduciendo la jornada, consolidando oficinas, eliminando servicios y tratando con golpes sobrevivir lo que resta de cuatrienio. En fin, cierre y más cierres.
Cientos de miles de puertorriqueños, por esa política de “cierre” han cerrado (quebrado) sus negocios porque no pueden operar en un clima contributivo confiscatorio como el que Alejandro y su gobierno han fomentado. En el 2014, cerca de 11,000 familias cerraron (perdieron) sus hogares sencillamente porque no pueden pagar su hipoteca. Miles y miles de familias puertorriqueñas han viajado a los Estados Unidos para conseguir empleo o la oportunidad de progresar, pues esa puerta aquí en la Isla, el gobierno popular le cerró esa opción.
Y nos preguntamos, ¿cuál será el próximo cierre? Bueno, tal vez las Procuradurías de la Mujer, el Veterano, el Envejeciente, el Paciente, del Ciudadano; como sugiere la legislatura popular. Quizás, el cierre total del gobierno como lo hizo Aníbal Acevedo Vilá cuando fue gobernador. Realmente, nadie puede con precisión pronosticarlo. Este gobierno popular, en lo único que es consistente es en las inconsistencias.
Ahora bien, todos esos puertorriqueños y puertorriqueñas que han sentido el embate de las privaciones, las deficiencias y la indiferencias de este gobierno popular, planificar un cierre también. Un cierre libertador, ejemplar y aleccionador. Un cierre como dicen en el ambiente artístico, con broche de oro. En el 2016, Puerto Rico cerrará este triste, bochornoso y lamentable capítulo a quien era en efecto, demasiado riesgo para Puerto Rico.
El cierre final a un gobierno incapaz y a una colonia que rechazamos con nuestro voto en ese cierre, todos diremos “presente”.
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