Por primera vez en la historia, Puerto Rico incurre en el impago de una de sus deudas. Hoy, todo el planeta toma conocimiento confirmado de que esta es una colonia quebrada y a la que no se le puede ni debe prestar dinero. Una colonia dirigida por unos personajes que consideran que las obligaciones contractuales no valen siquiera el papel donde se escriben. Lo peor de todo ante el mundo, es que tenemos un desgobierno que para todo tiene una excusa baladí. Nadie le había hecho tanto daño a Puerto Rico.
García Padilla no quiso convocar una sesión extraordinaria de la Asamblea Legislativa para cubrir la deuda millonaria de la Corporación para el Financiamiento Público, lo que se hubiera hecho en menos de 24 horas. Engañó hasta sus propios legisladores populares. El buen nombre, el crédito, la credibilidad y el acceso a financiamiento de este pueblo valen mucho más que eso. Por el contrario, prefirió huir de vacaciones durante dos semanas y también vacacionó a su Secretario de Estado. Era evidente, querían incumplir el pago. Así creen que presionan a los mercados financieros para que presten más dinero y acepten la posposición del pago de otros $1,100 millones en bonos que vencen este año. Tratando de arrancarle un ojo a la comunidad financiera, lo que este desgobierno ha hecho es dejar completamente ciego a Puerto Rico; sabe Dios por cuántos años o décadas. Ese es el desgobierno que había “cuadrado todas las finanzas públicas”.
Hemos perdido 8 mil empleos más durante los últimos dos meses. Ya son 37 mil las familias que pierden sus hogares por no poder pagar. El Índice de Actividad Económica continúa desplomándose en niveles negativos cada vez más profundos. Continúa la emigración masiva y forzosa de miles de familias a los estados de la Unión. El pueblo comenzó a pagar un IVU de 11.5% que dará un golpe mortal al presupuesto del 95% de las familias y que provocará una contracción enorme en el consumo y la actividad comercial. Los acreedores de Puerto Rico no le creen a este desgobierno, pues lo ven en un derroche de gastos sin frenos. Vamos para el décimo año de quiebra evidenciada… y todavía hay quienes se niegan a aceptar que el problema fundamental de esta crisis es el sistema colonial del ELA. “Es cuestión de administrar bien” dicen algunos para hacer creer que la colonia tienen remedio y para evitar admitir que solamente la estadidad representa la recuperación permanente y segura de Puerto Rico.
Aquí, como en todas partes del mundo, hay gobiernos que administran bien y otros administran mal. Esa no es la razón de esta crisis ni de esta quiebra. El verdadero problema de Puerto Rico es la falta de dinero para sostener el estilo de vida que más le gusta al pueblo; el que más se parece al estilo de vida en un estado de la Unión.
En esta colonia, nunca ha habido los fondos federales iguales ni los poderes políticos iguales a los que tienen los estados. Dependemos de la limosna congresional. Un estado de la Unión con nuestra misma población recibe decenas de miles de millones anuales más que el ELA en fondos federales.
Durante los últimos diez años Puerto Rico perdió más de $130 mil millones en fondos federales por no ser un estado. Solamente el año pasado, perdimos más de $20 mil millones en fondos federales por ser una colonia sujeta al discrimen y la desigualdad cuando el Congreso distribuye el presupuesto federal. Si hubiéramos sido un estado, y recibido todo ese dinero en igualdad de condiciones con los demás estados, hoy no tendríamos esta crisis.
Connecticut tiene una población de 3.6 millones. Este año recibió $45 mil millones en fondos federales; su actividad económica es de $259 mil millones anuales y su deuda pública es de solamente $44 mil millones. Oklahoma, con 3.9 millones de habitantes, está recibiendo $34 mil millones en fondos federales, su actividad económica estatal es de $190 mil millones anuales y su deuda pública es de solamente $19 mil millones. El ELA tiene 3.7 millones de habitantes, su deuda pública es de $72 mil millones, recibe menos de $18 mil millones anuales en fondos federales y su actividad económica es de solo $75 mil millones anuales.
En esta colonia, la situación siempre ha sido distinta, peor, desigual. Ahora, el ELA llegó a su callejón sin salida. Llegó el momento de pagar las facturas después de décadas de préstamos, entuertos y evoluciones financieras para tratar de aparentar que esta colonia podía acercarse al estilo de vida de un estado de la Unión, sin serlo y si tener esos recursos. Por culpa de la colonia recibimos muchos menos en fondos federales de lo que era necesario para sostener las apariencias de ese estilo de vida que solamente es posible bajo la estadidad. Para sustituir la falta de esos miles de millones anuales en fondos federales que nunca llegaron, el ELA tenía que realizar préstamos y emisiones de bonos; e imponer las contribuciones y las tarifas de servicios más altas y abusivas bajo la bandera americana para tratar de pagar sus embrollas.
Mientras este pueblo no reconozca cuál es su realidad, que la desigualdad colonial es su verdadero problema, entonces solo podrá aspirar a más malas noticias y a la decepción de perderlo todo.
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