El tema del “impago del Gobierno de Puerto Rico” ha sido discutido ampliamente en los foros locales e internacionales. Sin duda, una situación bochornosa para nuestro pueblo. El escenario que vivimos es resultado directo de otro impago. Me refiero al inaceptable y censurable impago del Gobierno de los Estados Unidos de América con los ciudadanos americanos residentes de Puerto Rico. Lamentable por demás es que algunos en Puerto Rico, no tienen el coraje y el valor de algunos bonistas que, a pesar de las circunstancias económicas, exigen su pago. Hay que facturarle a los americanos. Que paguen lo que nos deben.

Las facturas de 117 años en desigualdad y discrimen colonial tienen que ser pagadas, ahora. Nuestro reclamo no puede ser con la docilidad colonial de que nos dejen a nuestra suerte aprobando una ley federal que le permita al ELA declarar oficialmente una quiebra bajo el dichoso Capítulo 9. Esa disposición nada resolverá porque se trata de un costoso, largo, complicado e incierto proceso legal, no de una solución. Ese reclamo tampoco puede ser con el invento de que nos excluyan de la Ley de Cabotaje. Esa exclusión no les ahorraría un solo centavo a los consumidores puertorriqueños. Los únicos beneficiados con ese invento serían los grandes importadores multimillonarios que mantendrían iguales los precios de sus productos y se meterían al bolsillo cualquier ahorro por la transportación de sus mercancías.

Nuestra misión es vencer en las próximas elecciones. Tener un gobierno progresista con la valentía y la voluntad de hacer valer nuestro reclamo y mandato electoral de igualdad. Un gobierno progresista decidido a derribar en la burocracia federal los mismos muros que todos los 37 antiguos territorios coloniales que se convirtieron en estados de la Unión tuvieron que derribar para lograr esa igualdad. Somos ciudadanos americanos, tenemos derecho a la igualdad.

La Unión está diseñada para que todos los estados, los de mayor y menor actividad económica, puedan compartir esa riqueza en igualdad de condiciones y proporcionalmente, según sus respectivas necesidades. Más allá de los mitos anti estadistas de que la estadidad no es posible porque le costaríamos mucho dinero al Tesoro federal, hay grandes verdades que algunos desconocen.

Durante el presente año fiscal federal 2015, se proyecta que 21 estados de la Unión estarán recibiendo hasta cinco veces más fondos federales que las aportaciones contributivas totales que realizan al Tesoro federal sus respectivos contribuyentes individuales y corporativos. Este año, por ejemplo, South Carolina recibirá $5.38 en fondos federales por cada dólar aportado al Tesoro federal en contribuciones de sus individuos y corporaciones. Otro ejemplo: North Dakota también recibirá $3.83 en fondos federales por cada dólar que aporta al Tesoro.

Por esa razón ese mito anti estadidad de nuevo cuño de que “No nos aceptarán como estado porque somos una colonia quebrada y seríamos una carga para el Tesoro federal” es otra manifestación del complejo de inferioridad colonial. Que pena que un pequeño grupo de líderes estadistas argumentan igual que los colonialistas.

¿Alguna vez usted ha escuchado a un gobernador, alcalde, legislador o congresista de un estado de la Unión preocuparse por lo que ocurre a nivel federal con el presupuesto, el déficit o el Tesoro a la hora de ellos exigir lo que su estado necesita en fondos federales? A ninguno, nunca. Puerto Rico no tiene por qué ser menos, recibir menos y ya no lo resiste. Lo que Puerto Rico es hoy es el resultado del fracasado experimento colonial, desigual y discriminatorio, que la Casa Blanca, el Congreso y los Tribunales federales nos impusieron hace décadas con la colaboración de los colonialistas de aquí.

Los datos de esos 21 estados derrumban el mito de que para lograr la estadidad, primero hay que ser una colonia o territorio “rico” sin costo para el Tesoro Federal. Al contrario, todos los antiguos territorios de los Estados Unidos que se convirtieron en estados, eran colonias pobres. Todos en peores condiciones socioeconómicas que las que hoy tiene Puerto Rico a pesar de sus problemas.

El colonialismo ha arrastrado a Puerto Rico a una gran crisis económica. Eso provocará que durante los primeros años de convertirnos en el estado hispano de la Unión debamos recibir en fondos federales mucho más dinero del que nuestros contribuyentes individuales y corporativos podrían aportar.

En los cincuenta estados, sin embargo, esa situación tampoco es distinta. El 77% de los individuos y trabajadores que residen en la Unión no pagan contribuciones federales pues sus ingresos no alcanzan para asumir esa responsabilidad dentro del sistema contributivo federal. Incluso, más del 50% de los contribuyentes individuales en los estados, en vez de pagar contribuciones federales, reciben del gobierno federal un cheque de reembolso promedio de $2,100 anuales por cada hogar para ayudarlos a nivelar sus gastos necesarios debido a sus limitados ingresos. En el caso de las familias que viven bajo los niveles de pobreza, el programa federal de Earned Income Tax Credit, les ofrece ayudas económicas adicionales, aún cuando no pagan contribuciones federales. Por ejemplo, una familia con tres o más hijos puede recibir anualmente un crédito o cheque federal de hasta $6,143 anuales. Ese crédito máximo es de $5,460 para las familias con dos hijos, $3,305 para las familias con un hijo, y de $496 para los que no tienen hijos. Todo ese dinero fluye para el fortalecimiento de la economía de los estados y la creación de empleos para personas que no dependen de las ayudas sociales. En una colonia tan quebrada como esta, con un nivel de pobreza de 46% de la población y que triplica la tasa promedio de los estados, más del 80% de nuestra población no pagaría contribuciones federales. Los pocos que las pagarían, serían mayormente las corporaciones multimillonarias.

Al gobierno americano que nos pague lo que nos debe y punto. Puerto Rico Estado 51 y los americanos salen del impago.

Thomas Rivera Schatz, Ex presidente del Senado