El gobernador Alejandro García Padilla lanzó hoy lo que parecería una “seria advertencia” a los acreedores de bonos -cuya deuda asciende a $72 mil millones- de las consecuencias que enfrentarán si no están dispuestos a sentarse en la mesa a negociar, al tiempo que los funcionarios gubernamentales del Grupo de Trabajo para la Recuperación Fiscal y Económica apostaban a la negociación de buena fe.
Sucede que el elemento principal para que el Plan de Ajuste Fiscal presentado ayer surja efectos es que del vencimiento del pago de la deuda de $18 mil millones en los próximos cinco años, se logre renegociar -ya sea a través de recortes, moratorias o de ajustes en los términos de pago- unos $14 mil millones, como parte de las negociaciones con los acreedores en el plan de reestructuración. Esa es la suma que el gobierno aún tiene en números
rojos después de implementadas las medidas y ocurrir el crecimiento económico proyectado.
En las primeras y únicas expresiones del gobernador ayer, durante un mensaje televisado y transmitido a través de la web de una duración de 11 minutos, aceptó que las medidas de austeridad incluidas en el plan no serían suficientes si no se llegan a acuerdos con los bonistas, tal y como se logró con la Autoridad de Energía Eléctrica, quienes pudieron
renegociar su deuda.
De hecho, estableció que el propósito principal del plan es iniciar un proceso de negociación que permita reestructurar la deuda. “Las medidas del plan por si solas no sacarán del hoyo a Puerto Rico. Con una reestructuración amplia regresaremos a un camino de desarrollo de economía sostenible”, enfatizó García Padilla.
“Si los acreedores no están dispuestos a esto, Puerto Rico no tendrá otra alternativa que proceder sin ellos. Ni a nosotros ni a ellos nos conviene ese camino más duro. Serían años de litigios y de impagos y de una crisis humanitaria de proporciones mayores, obligándonos a escoger si pagarle a un acreedor, a un maestro, a un policía o a una enfermera”, dijo en el mensaje grabado.
“Es una decisión que no queremos tomar, pero que tomaré siempre velando por los mejores intereses de nuestro país”, agregó el primer ejecutivo. A su vez, reconoció que recibirá ataques de “intereses de afuera”, pero aseguró que evitar ese camino requiere de unidad de propósito y que no debe convertirse en asunto político de cara a las próximas elecciones.
“Esto no debe convertirse en otro campo de batalla de cara a las elecciones del año próximo. La encrucijada requiere seriedad, compromiso y desprendimiento. Estoy confiado en que si todos nos sentamos a la mesa con Puerto Rico en mente, con nuestros hijos e hijas por delante, dispuestos a dejarles a ellos un mejor futuro, podremos regresar a un camino de crecimiento sostenible. Asumamos nuestra responsabilidad ante la historia”, manifestó el ejecutivo.
No obstante, el Gobierno podría confrontar problemas con la negociación de los bonistas de las obligaciones generales y de COFINA, porque cuentan con garantías constitucionales y específicas para su repago. El campo está más abierto para la deuda que no está garantizada.
La presidenta del Banco Gubernamental de Fomento e integrante del Grupo de Trabajo, Melba Acosta, manifestó por otro lado que como visualizan que el proceso transcurra es primeramente sin litigación y siguiendo de modelo el
proceso que se ejecutó en la AEE con la reestructuración de la deuda, que logró entre otras disposiciones un recorte de la deuda de un 15%.
“Estamos tratando de sentarnos en la mesa y llegar a acuerdos. No es fácil, no tenemos el Capítulo 9 de la Ley de Quiebras, pero es posible y eso es donde estamos. No se trata de no pagar los GO (Obligaciones Generales), de no pagar COFINA. Se trata de que todas las partes se sienten a discutir”, recalcó Acosta en entrevista con EL VOCERO. La expectativa es que entre noviembre a diciembre se conozca lo que han aceptado lo acreedores en cuanto a la reestructuración de la deuda. Ante la falta de un marco legal como lo tienen los estados bajo la protección del Capítulo 9, el asunto se reduce a las alternativas de parte y parte en cómo manejar el asunto velando por los mejores intereses de cada cual.
También, la propuesta, al igual que en el caso de la AEE, necesitará de legislación-lo que podría representar una piedra de tropiezo para el futuro del plan de ocurrir un movimiento similar al que ocurrió en la legislatura tras la propuesta del Impuesto de Valor Agregado y la ‘crudita’ parte dos-.
Sobre el proceso legislativo, el secretario de la gobernación, Víctor Suárez, resaltó que los representantes y senadores no debían ver los asuntos individuales sino como un plan integrado para lograr un fin. Igualmente, aseguró que habrá espacios de discusión con los legisladores para explicar lo que conlleva el plan que consta de 78 páginas.
Otros elementos importantes en los que está cimentado la propuesta son en acciones ejecutivas y congresionales a nivel federal, que el comisionado residente Pedro Pierluisi considera que son irreales, “sobre todo dado el corto tiempo que queda para acción congresional antes de las elecciones del año próximo”. Algunas de estas
son reformar el Plan de Asistencia Nutricional, de Sección 8 de vivienda pública, solicitar una exención al aumento de sueldo mínimo a menores 25 años por los próximos 10 años; enmendar el Código de Rentas Internas para añadir la Sección 933; promulgar un crédito fiscal de la actividad
económica para la inversión de Estados Unidos en Puerto Rico como el Capítulo 936 y solicitar que se elimine el Acta Jones, entre otros.
Asimismo, Pierluisi condenó el mensaje del primer ejecutivo en cuanto a las implicaciones a los acreedores si no están dispuestos a negociar. “Hoy, el gobernador volvió a cometer el mismo error al hacerle una amenaza velada a los acreedores de nuestro gobierno”, sentenció a través de declaraciones escritas enviadas a este medio, al recordar el mensaje del 28 de junio en el que aseguró que la deuda era impagable.
Para Pierluisi el plan está mal enfocado y tiene una serie de recomendaciones que no son acertadas y medidas y propuestas ya planteadas anteriormente. “Es evidente que su propósito principal es justificar la política de impago que ha adoptado esta administración y que tanto daño le ha hecho y le seguirá haciendo a Puerto Rico, a no ser que recapaciten y corrijan el curso”, manifestó.
Por su parte, el aspirante primarista a la gobernación, Ricardo Rosselló, opinó que el plan fue hecho de forma cerrada y sin transparencia. Rosselló manifestó que con el Plan de Ajuste Fiscal el primer ejecutivo reconoce que se ha equivocado “al eliminar el crédito por trabajo que implementó el PNP, aumentarle los impuestos a las pequeñas y medianas empresas, luego que el PNP las había bajado en la reforma contributiva y reconocer que las alianzas público privadas que tanto se opuso a ellas son el camino correcto para algunos servicios”.
En respuesta al plan de reforma fiscal y al mensaje del gobernador el grupo Main Street Bondholders aseguró que “el plan de ajuste fiscal carece de seriedad y plantea una falsa disyuntiva para los responsables de la formulación de políticas: o lo dejan defraudar a los tenedores de bonos o enfrentan un escandaloso impago”.
“Este plan debe considerarse como si hubiera nacido muerto, exhortamos al Congreso, primero, a impulsar una conversación sobre el gasto, aspecto que constituye la verdadera raíz de los problemas de Puerto Rico”, solicitó el ente que agrupa a pequeños tenedores de bonos.
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