La baja en la población de Puerto Rico plantea un escenario muy distinto al que se vio en las pasadas cuatro elecciones generales (horizontal-x3)
La tendencia en las últimas cuatro elecciones es a una menor participación electoral de los habitantes de Puerto Rico. (GFR Media)

La baja poblacional que se ha experimentado en los últimos años en Puerto Rico implicará una reducción de unos 100,111 electores para los comicios del 2016, si las tendencias demográficas de los últimos años continúan sin mayores alteraciones.

Del mismo modo, la mediana de edad de los electores habrá aumentado hasta tres años para el momento en que se abran nuevamente las urnas, reflejando el envejecimiento de  nuestra población.

Esto, aunque pareciera relativamente poco, implicará cambios en la oferta electoral y en las prioridades de los candidatos y de los partidos de cara a las próximas elecciones generales. También algunos han interpretado que esta situación podría mantener la tendencia tradicional de los electores de favorecer a los populares y a los novoprogresistas, sin abrir mucho el paso a los nuevos partidos.

“Lo que hemos visto son cambios poblacionales drásticos que alteran la composición electoral y entiendo que estos estimados son conservadores. Lo que se está viendo últimamente es que la emigración se está acelerando, por lo que la baja en votantes puede ser mayor”, dijo la demógrafa Judith Rodríguez al corroborar las proyecciones que proponen que unas 1,777,068 personas emitirán su voto en noviembre de 2016 para la candidatura principal de la gobernación. En contraste, durante las elecciones del 2012 se registraron unos 1,877,179 sufragios.

“El efecto lógico es una reducción en la participación electoral… Yo lo que creo es que se va a ver una merma en la gente votando en las elecciones, pero también creo que habrá más gente votando en las primarias”, señaló, por su parte, el expresidente del PPD,  Héctor Luis Acevedo, al analizar el panorama  de las candidaturas.

Un nuevo juego

Uno de los principales efectos del cambio demográfico en los próximos comicios es la merma en la cantidad de electores flotantes, los cuales han sido determinantes en al menos tres de las últimas cuatro elecciones generales.

Los cálculos sobre cuántos electores cambian su voto de elección en elección son un tanto variados. El analista político  Domingo Emanuelli estima que en Puerto Rico hay alrededor de 200,000 votantes que “flotan” entre los dos partidos principales. Otros estimados apuntan a 100,000 electores.

El voto por candidatura recoge un poco ese voto flotante. La proyección, basada en datos del Negociado del Censo y de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) apunta a que en el 2016 unas 86,543 papeletas serían por candidatura. Esta cifra representa 23,126 votos de este tipo menos que en 2004. Es como si todos los electores de Yauco ya no votaran por los candidatos y comenzaran a hacer cruces debajo de la palma y de la pava.

Otro factor que sobresale es la apatía al proceso electoral y político. La tendencia en las últimas cuatro elecciones es a una menor participación electoral de los habitantes de Puerto Rico con 18 años o más.

Normalmente, la CEE estima la participación en poco menos de 80% de los electores inscritos. No obstante, cuando se calcula la participación tomando como base la cantidad de habitantes con 18 años o más, con derecho al voto, este porcentaje apenas sobrepasa el 50%. Y paulatinamente está bajando.

Por ejemplo, en el 2000 el 52.97% de esta población emitió un voto. Para el 2012, este porcentaje había disminuido a 51.67. Acevedo, recordó que usualmente son los más jóvenes los que se resisten a  participar en los procesos políticos.

“Hay que recordar que en cada elección hay más de un millón de puertorriqueños que podrían votar, pero prefieren quedarse en sus casas”, dijo Emanuelli.

Tanto Emanuelli como el expresidente de la Cámara de Representantes, José Ronaldo Jarabo, explicaron que no hay datos que reflejen la afiliación política de la mayoría de los emigrantes puertorriqueños. De hecho, la percepción de ambos es que todos los partidos sufrirán mermas en los votos en una proporción similar.

“No creo que la situación (de la emigración) le dé ventaja a algún partido porque aquí la emigración es por asuntos económico y no por asuntos ideológicos”, sostuvo Emanuelli, quien también estima la pérdida de electores para el 2016 en 100,000.

“Yo lo que creo es que los emigrantes están distribuidos entre todo el espectro político”, señaló Jarabo.

Voto íntegro

Aunque no hay datos para medir el impacto que tiene la reducción en la población de Puerto Rico sobre la base electoral de los partidos, los datos sí confirman algunas ideas generalizadas, como por ejemplo que la base electoral del PNP es más grande que la del PPD.

El promedio de votos íntegros recibidos por los candidatos a la gobernación del PNP entre el 2000 y el 2012 fue de 919,032. Esto representa el 47% de los electores (promedio de votos íntegros del PNP entre promedio de sufragios emitidos). El porcentaje de la base del PPD, por otro lado, ronda el 45% de los electores. La diferencia de 2% representa poco menos de 40,000 sufragios de ventaja novoprogresista.

Esa tendencia a emitir votos íntegros está muy arraigada en el electorado puertorriqueño. De hecho, en el 2012 el 95.72% de los votos fueron íntegros. Se trata de un porcentaje muy similar a los reportados para todas las elecciones desde el 2000.

“Aun siendo más grande el PNP, ninguno de los dos partidos solo con su base electoral puede ganar una elección. Aquí el voto flotante es el que gana las elecciones”, dijo Emanuelli.

Caso federal

Uno de los factores que podría alterar la base electoral en las elecciones del 2016 es el pleito, presentado por el Partido Popular Democrático (PPD) en el 2012, en el que se pide que se mantengan como inscritos a los electores que no hayan ejercido su derecho en la última contienda. La norma en Puerto Rico era que cada cuatro años las listas de votantes “se limpiaban” y esto cambia esa regla, explicó el expresidente del PPD, quien estima que, de prevalecer la decisión original en la revisión del pleito por el Circuito de Apelaciones del Tribunal Federal en Boston, las listas de votantes tendrían alrededor de 200,000 electores que no llegarán a las urnas en el 2016.

El secretario general del Partido Nuevo Progresista (PNP), José Aponte, afirmó que este pleito sienta las bases de lo que debería ser los esfuerzos de los partidos por lograr la inscripción de electores. La decisión inicial en el caso proveía para que aquellos que no hayan votado en el 2012 pudieran ejercer su derecho en el 2016 sin la necesidad de pasar nuevamente por el proceso de inscripción. Si esto se confirma en Boston, los esfuerzos de los partidos por inscribir electores se dirigirán principalmente a las poblaciones más jóvenes, dijo Aponte.