Por: Lcdo. Ramón L. Rosario Cortés

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La situación fiscal de la Isla y el Zika ejemplifican magistralmente la mayor crisis que nos afecta: la falta de credibilidad y la improvisación gubernamental. Por los pasados meses, el Gobernador nos ha metido por ojo, boca y nariz la alegada crisis humanitaria. En un solo día, el Secretario de Desarrollo Económico y el Presidente del Senado desmintieron el propio mensaje de su administración. Por un lado, Bacó reveló que la ñoñeta de la crisis humanitaria es un invento estratégico-político entre Casa Blanca y Fortaleza. Por el otro, Bhatia reconoció que en Washington ven la estadidad como la única opción para mantener una relación con Puerto Rico.

Las respuestas del Gobernador a estas develaciones no dejaron de ser inconsistentes entre sí. El Gobernador le dijo a Bhatia que su equipo económico, que incluye a Bacó, ha hecho lo correcto. Paso seguido, le dice a Bacó que está desautorizado por decir cosas incorrectas pues sí estamos en una crisis humanitaria. Me perdí. Bacó como parte de su equipo económico no puede estar haciendo las cosas bien si dice cosas incorrectas.

Bhatia, sin embargo, reconoció que entendió las dificultades fiscales desde principios del 2014. Para entonces, el Gobernador hablaba de que había salvado las finanzas y que bajaría el IVU de 7% a 6.5%. Poco después, se aprobó un presupuesto que no reconoció esos retos fiscales y que agudizaron la situación que vivimos hoy. En esos días, hubiera sido apropiado escuchar al Presidente del Senado discutir lo que hoy dice que conocía y tomar acciones en sintonía con esa realidad.

Con el Zika, por semanas, el Gobernador y la Secretaria de Salud fueron a medios locales y nacionales para hablar de la emergencia “zikariana” afirmando que era “imparable” su propagación. Ahora, se quejan por la cancelación de peloteros y turistas porque “no para pa’ tanto”. Nadie le cree nada a esta administración. No es para menos, los propios líderes del PPD no se creen entre ellos.

Iván, en todo esto… ¿Dónde está Bernier? Al presente, se palpa una ausencia de liderato en el PPD y una ausencia relevante de su Presidente.

Por: Lcdo. Iván Rivera
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Ramón, Bernier hizo lo correcto. Él renunció a seguir siendo parte de una administración que ha carecido de liderazgo y credibilidad. Como candidato a Gobernador, sería una imprudencia de su parte entrar a una pelea que de tiempo viene casada entre el Presidente del Senado y el Gobernador. Por encima de la credibilidad, la verdadera crisis del País es la carencia de liderazgo. Esa limitación ha escalado niveles exponenciales en el caso de Alejandro, quien ante la falta de rodillas para disentir de quienes se han abrogado la potestad de dirigirlo y dirigirle su gobierno, ha visto maltrecho su nombre, y por ende el reflejo de su frustración.

Ramón, para que la credibilidad se convierta en la crisis de un país son necesarios dos elementos: (1) un mentiroso y (2) una masa de incautos que le crean. En el caso del Gobernador, la realidad es que nadie le ha creído el cuento de la crisis humanitaria. De hecho, la estrategia, como cándidamente lo ha admitido Bacó, es de los demócratas de Casa Blanca en su afán político de señalar allá a los republicanos como los verdugos de los hispanos. Esa estrategia la habíamos leído tú y yo, y la señalamos desde sus inicios en Hablando Claro. Lamentablemente, el Gobernador ha seguido el consejo de los que le indican que como demócrata tiene que alinearse con el Ejecutivo federal. Ese es el problema de participar en las Primarias Presidenciales.

Pero Ramón, lo verdaderamente preocupante para mí lo es el hecho que a pesar de los problemas de credibilidad general de la dirección política del país, los cuales con la consunción de los dos elementos antes mencionados podría convertirse en una verdadera crisis, en el PNP exista la posibilidad de elección de un candidato primarista que promete tubos desde Texas hasta Puerto Rico. Un candidato que diga que ha diseñado medicinas para las enfermedades más terribles de la contemporaneidad y mencione planes que más allá del título nadie sabe dónde están, y que haya militantes que le crean.